Para tierra firme, esa durísima contra la que se estrellaban los cuerpos de los homosexuales arrojados vivos por el Estado Islámico desde las azoteas de Irak hace unos años. Pero, claro, ese no era un tema apropiado de conversación para la presentación —¡qué presentación!, no, ¡mejor exaltación, transfiguración, sobreturbación!—, del libro de Pedro Sánchez, a pesar de que Hamás también tiene en su haber palestinos gais asesinados (El País y El Mundo se hicieron eco de algunos casos, como la propia agencia EFE). Lo que estamos viviendo en España supera todo esperpento. Por eso le aplaudieron sus terroristas: silenciaba sus crímenes.

Hay otras traducciones, pero la más conocida es la que sigue: "Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de criminales a gran escala? Y esas bandas ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos. Abiertamente se autodenominan entonces reino, título que a todas luces les confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda." (Reino o República, digo yo).

No, no es cita de ningún liberal, ni de ningún conservador, ni de ningún demócrata. Es el párrafo que encabeza el capítulo IV del Libro Cuatro de La Ciudad de Dios, de Agustín de Hipona, uno de los grandes santos y padres de la Iglesia. La cita ni siquiera es original porque antes que yo lo había incluido como encabezamiento de su capítulo sobre la ¡¡transparencia!! el ahora anonadado Juan Carlos Monedero en su libro La era de las mentiras, qué oportuna broma. Pero díganme si han visto mejor descrita la situación política española que en esas líneas. Antes que democracia, hay bandidaje y como se deduce del mismo autor neocomunista, gobierno con aparente legalidad democrática para cargarse la legitimidad constitucional. No es nuevo en la vieja Europa. Razón: Alemania, 1933

¿Transparencia? Dejando de lado todo pudor, algo que no necesitan los tiranos, dice el nuestro en su libro. En 2021, "nos mantuvimos entre los países con mejor reputación del mundo, en el puesto número 14. Se nos valora más que a Italia, Portugal, Alemania, Estados Unidos o el Reino Unido, por solo citar a algunos de los que más solemos admirar. Se nos ve como gente amable y simpática, educada y fiable; y se valora de nuestro país especialmente la cultura, el entorno económico, la innovación y la tecnología. Se aprecia nuestro bienestar social, las infraestructuras, la seguridad, la ética y la transparencia, y nuestros productos y servicios por ser de calidad, así como nuestras empresas y marcas. En general, se admira nuestro estilo de vida". Y ya saben, el Estado es él, premisa y conclusión.

Ni una palabra, no ya sobre la vergonzosa amnistía a la carta sobre la que habrá que volver, sino sobre lo que ha costado y nos va a costar a todos en toda España que este monstruo de gobierno nos destruya. ¿Transparencia? Nadie sabe en realidad cuál es el precio que el PSOE tiene que pagar a todos sus compinches para que Sánchez siga estando en La Moncloa. No sólo mintieron a sus votantes sobre lo que iban a hacer y con quiénes, sino que nadie en España sabe cuál ha sido el precio que quiere cobrar cada partida de secuaces.

¿Qué, cómo y cuánto van a trincar, tras la fuga de Podemos, los 19 partidos de Sumar (desde Movimiento Sumar e Izquierda Unida a Más País, Más Madrid, Baztarre, Chunta aragonesista, pasando por Coalició Compromís, Verdes Equo, y así hasta 19) y sus apoyo externos, que algún cacho pillarán y que son nada menos que 9, desde Barcelona en comú a Marea Atlántica pasando por Ara Eivissa o Compostela Aberta). Y cómo, cuándo y cuánto sangrarán al resto de España las cúpulas de Esquerra Republicana de Catalunya , Junts, PNV (a ver si aclara sus relaciones con los nazis como le han pedido), EH Bildu, Bloque Nacionalista Gallego y Coalición Canaria.

Queremos ver los contratos de compraventa de España porque algo así es lo mínimo que puede despacharse en una democracia casi fracasada como la nuestra. ¿Cómo puede ocultarse a los ciudadanos cuál es el monto que se paga por su pérdida de soberanía? Creíamos que la náusea era el sinsentido de lo real intoxicando la conciencia y vomitándola toda. Pero no. Eso era una novela. Hay una náusea peor, la sanchista, en la que lo real ya no significa sino lo que el sátrapa quiera con sus palabras. Se atreve este tío a hablar de igualdad en su libro tras habernos desigualado a todos por sexo, por regiones, por lengua, por inversiones, por impuestos…. Como en Argentina, ya no se puede caer más bajo. Pero, qué casualidad, rima con "Viva la libertad, carajo."

QOSHE - La náusea sanchista - Pedro De Tena
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La náusea sanchista

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13.12.2023

Para tierra firme, esa durísima contra la que se estrellaban los cuerpos de los homosexuales arrojados vivos por el Estado Islámico desde las azoteas de Irak hace unos años. Pero, claro, ese no era un tema apropiado de conversación para la presentación —¡qué presentación!, no, ¡mejor exaltación, transfiguración, sobreturbación!—, del libro de Pedro Sánchez, a pesar de que Hamás también tiene en su haber palestinos gais asesinados (El País y El Mundo se hicieron eco de algunos casos, como la propia agencia EFE). Lo que estamos viviendo en España supera todo esperpento. Por eso le aplaudieron sus terroristas: silenciaba sus crímenes.

Hay otras traducciones, pero la más conocida es la que sigue: "Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de criminales a gran escala? Y esas bandas ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos. Abiertamente se........

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