"Llamamos afines a aquellas naturalezas que al encontrarse se aferran con rapidez las unas a las otras y se determinan mutuamente". Es el capitán Otto, uno de los protagonistas de Las afinidades electivas de J.W. Goethe, quien nos explica qué son estas "afinidades" que años antes había estudiado el químico sueco Tornbern Bergman. Su Tratado de las afinidades, traducido al alemán en 1782, inspiró la obra de Goethe.

Cuando los caminos del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y de Arnaldo Otegi se encontraron, una mutua e irresistible atracción de elementos distintos se produjo entre ellos. Viene al caso la definición que hace el capitán Otto: "lo que llamamos piedra caliza es cal, más o menos pura, íntimamente ligada a un ácido débil que hemos conocido en forma de gas. Si se introduce un fragmento de dicha piedra en ácido sulfúrico diluido, éste ataca la cal y aparece después unido a ella en forma de yeso, mientras que el ácido débil y gaseoso desaparece".

Convengamos que la cal, más o menos pura, es Zapatero y que el ácido débil y gaseoso son sus principios democráticos. Jesús Eguiguren ayudó a introducir la piedra caliza en ácido y, sí, el sulfúrico es Otegi. Aparece algo nuevo (yeso) y desaparece ese ácido débil, los principios. Ambos unieron sus destinos con un propósito compartido: ofrecer una salida política a una organización terrorista derrotada.

Después, cada uno se dedicó a reescribir su particular historia. Otegi, la del terror etarra: "La violencia de ETA fue un ciclo político que ha terminado. Ahora hay que construir una memoria plural y colectiva y desde allí reconocer a todas las víctimas".

Zapatero, haciendo de la desmemoria ley. Convencido de que le daría réditos electorales, atizó el rencor y removió el odio. ¿En qué momento se convirtió en un adicto al sectarismo, a la mentira? Es indigno de un expresidente del Gobierno que sus intervenciones ahonden el enfrentamiento entre españoles.

El socialista extiende la mano y mira "en favor de la convivencia y la reconciliación". Relativiza el terror: "Más allá de lo que se piense sobre lo que sucedió, tenemos una democracia que es de todos. La mejor manera de preservarla es reconciliación, reencuentro y respeto a la verdad de la historia". Palabras pronunciadas en Baracaldo el pasado 17 de abril y dirigidas a Bildu. Concordia con los sucesores políticos de ETA. Cordón sanitario para aquellos que contribuyeron a construir nuestra democracia. Un muro para dividir a la sociedad y acabar con el consenso constitucional. Un abrazo para los asesinos de tus compañeros.

En Baracaldo asistía a su segundo acto en apoyo del candidato socialista a lendakari. Se celebró en el Centro Cívico Clara Campoamor y Zapatero se deshizo en elogios hacia esta figura, la de una republicana liberal, no socialista. El desmemoriado expresidente olvidó comentar que Campoamor huyó de España temiendo perder la vida: "Dejé Madrid a comienzo de septiembre (de 1936). La anarquía que reinaba en la capital y la falta absoluta de seguridad personal, incluso para la personas liberales —sobre todo, quizá, para ellas— me impusieron esta medida de prudencia ante el terror ejercido por una chusma resentida, envenenada con una odiosa propaganda de clase". (Clara Campoamor. La revolución española vista por una republicana, escrito en el exilio y publicado en francés por la editorial Plon en 1937)

La "memoria histórica" del PSOE es un ejercicio de manipulación y apropiación sectaria.

Unos días antes, Zapatero había ido a conmemorar el aniversario de la II República al Real Sitio de San Ildefonso. Comenzó con nuevo engaño: "La República fue cultura y educación". Habló de escuelas y ocultó, o lo desconoce, que de 1922 a 1931 se alzaron en España 1.191 edificios escolares, en los que tenían cabida 4.209 aulas. Durante la II República se concluyeron las obras de 711 edificios, con 2.926 aulas. "Algunas de las escuelas cuya construcción se emprendió durante la Dictadura de Primo de Rivera, se inauguraron en el primer bienio republicano, agenciándose el régimen unos méritos que no le correspondían". (Radiografía de las construcciones escolares públicas en España (1920-1937), Mª del Pilar García Salmerón, 2013).

Zapatero se refirió a "esa pléyade inmensa" de intelectuales que hizo de la república un referente mundial. Sin duda recordaba a Salvador de Madariaga, a Ramón Pérez de Ayala, fundador con Gregorio Marañón y José Ortega y Gasset de la Agrupación al Servicio de la República. Todos huidos de España, todos temiendo por su vida ante la orgía revolucionaria.

Podría haber mencionado la visita de Marañón a la checa que la Brigada Motorizada Socialista tenía en el número 1 de la Plaza de Colón. "Si queréis saber algo sobre Gregorio Marañón, consultad las listas fascistas", amenazaba el diario socialista Claridad. En noviembre de 1936 sale de España.

El 24 de octubre de 1936, Ortega y Gasset escribía a Victoria Ocampo: "Claridad (periódico de la facción radical de Largo Caballero cuyo "prestigio llegaba a Moscú", según el dirigente ugetista Amaro del Rosal) arremetió conmigo… haciendo constar que ‘mi filosofía era en la que se habían alimentado las mentes fascistas’. He de advertir que en aquellos días cada delación de este tipo en ese criminal periódico solía ser seguida a las veinticuatro o cuarenta y ocho horas de fusilamiento".

Clara Campoamor alertó de que "la división, tan sencilla como falaz, hecha por el gobierno (del Frente Popular) entre fascistas y demócratas, para estimular al pueblo, no se corresponde con la verdad". Han transcurrido más de ochenta años y socialistas, comunistas y separatistas siguen excitando esa división. Zapatero escribe el guion y Otegi lo revisa.

QOSHE - Zapatero y Otegi, afinidades electivas - Pedro Gil Ruiz
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Zapatero y Otegi, afinidades electivas

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23.04.2024

"Llamamos afines a aquellas naturalezas que al encontrarse se aferran con rapidez las unas a las otras y se determinan mutuamente". Es el capitán Otto, uno de los protagonistas de Las afinidades electivas de J.W. Goethe, quien nos explica qué son estas "afinidades" que años antes había estudiado el químico sueco Tornbern Bergman. Su Tratado de las afinidades, traducido al alemán en 1782, inspiró la obra de Goethe.

Cuando los caminos del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y de Arnaldo Otegi se encontraron, una mutua e irresistible atracción de elementos distintos se produjo entre ellos. Viene al caso la definición que hace el capitán Otto: "lo que llamamos piedra caliza es cal, más o menos pura, íntimamente ligada a un ácido débil que hemos conocido en forma de gas. Si se introduce un fragmento de dicha piedra en ácido sulfúrico diluido, éste ataca la cal y aparece después unido a ella en forma de yeso, mientras que el ácido débil y gaseoso desaparece".

Convengamos que la cal, más o menos pura, es Zapatero y que el ácido débil y gaseoso son sus principios democráticos. Jesús Eguiguren ayudó a introducir la piedra caliza en ácido y, sí, el sulfúrico es Otegi. Aparece algo nuevo (yeso) y desaparece ese ácido débil, los principios. Ambos unieron sus destinos con un propósito compartido: ofrecer una salida política a una organización terrorista derrotada.

Después, cada uno se dedicó a........

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