En el ámbito político se dice que “Bolivia es el país de la víspera”. Esa afirmación hace referencia a que los escenarios políticos pueden cambiar abruptamente la noche anterior. Y eso es, precisamente, lo que provocó la Sentencia Constitucional 1010/2023 emitida extrañamente el último día hábil de 2023, obligándonos a reformular los escenarios proyectados para 2024.

Si esta sentencia, más allá de sus benignos efectos venideros, tiene en el presente inmediato el objetivo exprofeso de eliminar a Evo Morales de la carrera electoral, las características de la pugna interna en el Movimiento al Socialismo (MAS) podrían cambiar radicalmente, o, incluso, desaparecer. Pues la disputa tenía lugar justamente por la candidatura presidencial de ese parido para las elecciones de 2025.

Esta sentencia, ciertamente, da lugar a varias interpretaciones. Particularmente, sobre los mandatos discontinuos. El artículo 168 de la Constitución, en la parte que nos interesa, textualmente señala que los candidatos “… pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. En lugar alguno encontré la afirmación de que “ningún boliviano podría ocupar el cargo de presidente o vicepresidente por más de dos periodos, sean continuos o discontinuos”. Esto último me parece que es solamente una exégesis de la sentencia aludida. Este conflicto, el de la interpretación, será el primer escenario del 2024.

Pues bien, suponiendo que todavía Morales estuviera habilitado para terciar en las primarias y ser candidato, el 2024 será un año decisivo en la división y quiebre. La pelea por la candidatura oficial podría acabar partiendo definitivamente en dos al MAS. La pugna por el control de la sigla continuará con mayor intensidad. Será determinante la decisión que se adopte sobre la Resolución 055/2023, del Tribunal Supremo Electoral (TSE) que obliga a la realización de otro congreso nacional de ese partido, en consenso con sus organizaciones matrices.

Los juegos del poder al interior del MAS serán más intensos de cara a contar con la sigla y el apoyo de las organizaciones sociales fundadoras del “instrumento político”. Si la actual dirigencia no convoca a un nuevo congreso, existe el riesgo inminente de perder la sigla. Si este extremo sucede, en 2024, estaríamos asistiendo al funeral de uno de los partidos más importantes de la historia política de Bolivia.

Ahora bien, si la actual dirigencia decide, siguiendo las determinaciones del TSE, convocar a un nuevo congreso, las disputas se concentrarán en la convocatoria, la definición del lugar y la acreditación de participantes. El conclave será determinante para la continuidad del liderazgo de Evo Morales o la renovación que tanto se espera. De cualquier manera, ahí, en esos juegos de poder, debe haber un ganador. Antes de las primarias, una de las corrientes acabará imponiéndose, pues, por lo que se observó en 2023, las posibilidades de unión y reconciliación son escasas, la tendencia es más bien todo lo contrario. Todo eso se dilucidará en 2024, sin descartar incluso que la disputa se traslade a las calles.

Otro escenario, que es consecuencia y deriva de lo anterior, es la ingobernabilidad legislativa. La disputa visceral masista cambió radialmente la correlación de fuerzas en el Órgano Legislativo; reconfigurándolo de modo insólito. En el Senado, de 36 curules, el ala arcista cuenta con 15 escaños. Mientras que la nueva oposición —producto del acuerdo entre el ala evista con Comunidad Ciudadana y Creemos— tiene casi dos tercios. En la Cámara Baja, en cambio, el oficialismo tiene mayoría. Este estado de situación provocará agudos problemas de gobernabilidad. El ejemplo patético se observó este fin de año en el conflicto entre estas dos cámaras. Todo deja entrever que en 2024 el Legislativo atravesará por terribles problemas.

En el campo de la oposición tradicional, tampoco se pueden esperar grandes cosas. Todas las fuerzas opositoras y sus líderes no logran salir del laberinto en que se encuentran desde hace varios lustros. En gran parte, por su miopía, todo lo que pasa en el país es responsabilidad de ellos. Primero, abonaron el terreno para la asunción de Morales al poder en 2006. Después, luego de 21 días de lucha ciudadana en las calles, en 2019, Morales fue expulsado del poder. Esta oposición tradicional, durante el gobierno de Jeanine Áñez, fertilizó nuevamente el terreno para el retorno del MAS. Es una oposición extraviada, incapaz de leer e interpretar los escenarios. Y, lo que es peor, no entienden Bolivia. No saben, por ejemplo, que, para ganarle al MAS, no solo deben estar unidos; fundamentalmente, deben romper, el voto corporativo. Mientras no tengan capacidad para la gran faena de acabar con ese pernicioso sindicalismo corporativista, jamás podrán hacer frente al MAS, incluso dividido.

Dada su infinita estupidez, ojalá logren, a instancias de unas primarias, consensuar al menos un solo candidato de oposición.

QOSHE - Los escenarios políticos de 2024 - Rolando Tellería A.
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Los escenarios políticos de 2024

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31.12.2023

En el ámbito político se dice que “Bolivia es el país de la víspera”. Esa afirmación hace referencia a que los escenarios políticos pueden cambiar abruptamente la noche anterior. Y eso es, precisamente, lo que provocó la Sentencia Constitucional 1010/2023 emitida extrañamente el último día hábil de 2023, obligándonos a reformular los escenarios proyectados para 2024.

Si esta sentencia, más allá de sus benignos efectos venideros, tiene en el presente inmediato el objetivo exprofeso de eliminar a Evo Morales de la carrera electoral, las características de la pugna interna en el Movimiento al Socialismo (MAS) podrían cambiar radicalmente, o, incluso, desaparecer. Pues la disputa tenía lugar justamente por la candidatura presidencial de ese parido para las elecciones de 2025.

Esta sentencia, ciertamente, da lugar a varias interpretaciones. Particularmente, sobre los mandatos discontinuos. El artículo 168 de la Constitución, en la parte que nos interesa, textualmente señala que los candidatos “… pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. En lugar alguno encontré la afirmación de que “ningún boliviano podría ocupar el cargo de presidente o vicepresidente por más de dos periodos, sean........

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