En estos tiempos de urgencias democráticas y de lucha constante por ser librepensante, ya no interesa si eres de derecha o de izquierda o, como sostenía José Ortega y Gasset: “Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral”.

Las dos opciones, desde luego, traen la misma concepción original de la estupidez. La historia lo demuestra y los nefastos personajes que lo llevaron y aún llevan a cabo lo refrendan con sobrado descaro.

No debe dejar de preocuparnos la macabra intromisión del Estado en nuestras vidas que diariamente se ven desgastadas por su rol acaparador, corrupto (r) e inoperante. Único criminal del siglo XX y XXI que compra conciencias: las regala, las soborna, las corrompe y las rifa.

Hay pues, un afán maquiavélico del aparato estatal político de querer destrozar la integridad, los derechos y la dignidad de la sociedad civil en pro de una imposición monolítica, valiéndose del poder que le otorga el monstruo del Estado.

Pero no sólo el poder político reflejado en el Estado acaparador difunde la cultura “woke”, también un puñado de multimillonarios que son capaces de comprarse el planeta, en desmedro de un mundo en el que la pobreza y la miseria son insultantes y, desde luego, activistas y movimientos sociales de moda que transitoriamente van cambiando su discurso y su forma de acondicionar a la sociedad

En los últimos años, hemos visto un surgimiento creciente de un fenómeno conocido como la izquierda y la derecha "woke". Esta corriente política, que se ha vuelto especialmente popular entre los jóvenes, pero también en políticos de larga data y magnates aburridos, aboga por una serie de causas “progresistas” y se caracteriza por su enfoque en la justicia social y la igualdad de género, raza y clase.

La izquierda y derecha "woke" busca desafiar y cambiar las estructuras e ideas tradicionales de poder y dominación en la sociedad. Sus seguidores creen que la opresión y la desigualdad están arraigadas en los sistemas políticos y económicos, y buscan cambiarlos a través de las protestas.

Esto, sin duda, tiene una doble lectura taxativa y altamente colonial: o estás con las premisas ideológicas y aceptas sus métodos y sus luchas sociales, o eres un racista de mierda, un excluyente, un marginador y un antihumano.

Aquí yace el centro del debate y la polémica. No importa si eres un liberal, un escéptico o un antisistema, la cultura “woke” te pondrá en tu lugar, de derecha a izquierda o viceversa, a través de la cancelación, de la exhibición y la denuncia pública.

Aclaración, no digo que la defensa del medioambiente, la exclusión, el racismo, las asimetrías sean un espejismo. De hecho, para el pensamiento “woke”, lo son, es decir, sólo ven el panorama de lejos, son incapaces de aproximarse, analizar y proponer soluciones efectivas.

Sostengo que la cultura “woke”, de derechas e izquierdas, está sazonado con poderosos ingredientes e intereses políticos, económicos y culturales.

Cuando un político viene a la mesa de uno y comienza a hablar de ética, de moral, de honestidad y de transparencia, cuando se va, hay que contar los cubiertos. Decía Carlitos Menem.

¿Qué diferencia hay entre Donald Trump, Evo Morales, Arce Catacora, Gustavo Petro, Daniel Ortega o Nicolás Maduro? Ninguna pues, (quizás el color del pelo y piel, y que Trump balbucea populismo político en inglés y los demás lo hacen en un español mediocre pero también con un alto contenido populista.

Sin embargo, se valen de los postulados de la cultura “woke” para cubrir sus gobiernos desastrosos, corruptos y mediocres.

Evo, desde tiempos inmemoriales, jura que era y es constantemente atacado por su condición de indígena y “pobre”. Durante su gobierno, se paseaba en helicóptero como un verdadero jeque árabe, lucía trajes confeccionados a su medida y se daba la vida de pachá.

Quién no esté con el “proceso de cambio” es un vendepatria y un enemigo de Evo, decía.

Hablaba de la defensa de la Madre Tierra, pero pretendía destripar el TIPNIS.

A estas alturas del partido, yo le preguntaría a Evo: ¿de qué hora a qué hora habla de antirracismo, de respeto a la Madre Tierra, de discriminación, de patriarcado o de acoso sexual?

Por lo demás, durante 14 años, Evo demostró una política de doble cara y con una cultura de la cancelación que le servía de escaparate para justificar su gobierno mediocre y corrupto.

Trump es un auténtico representante del estúpido hombre blanco millonario estadounidense racista, misógino y filibustero, que ha logrado todo con dinero y bravuconadas.

Mientras sostenía que “America for Americans”, por detrás patrocinaba, expectante y sin Happy End, pero con “popcorn” y Coca Cola, el 6 de enero de 2021, el asalto al Capitolio.

Blanquitos y revolucionarios dispuestos a todo, incluso a matar.

Las “Black Lives Matter”, le valía madre. Lo mismo le daba odiar a un negro que a un “latín son of a bitch”.

La defensa del medioambiente también le importaba un pepino.

El acoso sexual era otra gran faceta de su comportamiento “woke”.

¿America for Americans? Sí, cómo no, mientras soñaba con darle un “beso fraternal” al gran Putin, al estilo de Leonidas Breznev y Erick Honecker, en 1979, su discurso beligerante se acentuaba cada vez más, internamente y externamente.

El pensamiento “woke” y los movimientos sociales

¿Una de las principales características de la izquierda y derecha "woke" es su enfoque en la justicia social?

Veamos con qué se come esto.

El surgimiento de movimientos sociales “woke” en distintas regiones del mundo, toman prestado problemas políticos, culturales y sociales, para justificar, a través de actitudes beligerantes y confrontacionales, una “lucha en pos de la justicia y la igualdad”.

Entre feministas, medioambientalistas, antirracistas y subnormales que reclaman un lenguaje inclusivo, hay una imagen contemplativa y trágica que sólo mira, raya muros y pinta grafitis. Mientras les importa un carajo la verdadera inclusión de personas ciegas, niños especiales, adultos mayores, asesinatos, los 43 de Ayotzinapa, mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, latinos discriminados y asesinados, hambre, pobreza, migración, indigencia, desnutrición, desplazados, tráfico de órganos, tráfico de niños y mujeres, injusticia y corrupción. Aquí o en las antípodas, es hipocresía y doble moral.

En este mundo de asimetrías y de contradicciones, donde los billonarios de Estados Unidos, China o India son capaces de comprar medio planeta, todavía es una realidad la muerte por dengue, tuberculosis, cáncer, sida o hambre.

El pensamiento “woke” va de izquierda a derecha, en política y en movimientos sociales, no existe un discurso claro que los diferencie.

Paulatinamente se va convirtiendo en una forma de colonialismo, es decir, o asumes sus presupuestos ideológicos y aceptas sus métodos de “lucha y de confrontación”, o eres un maldito cómplice de la depredación, racismo, patriarcado y misoginia.

Reitero, no es que esas problemáticas no sean reales y necesarias de debatirlas, es que la forma, absolutamente ligera, de cómo están siendo llevadas adelante, están creando otros conflictos mucho más complejos, ya no de sistemas, modelos sociales o políticos, sino de convivencia social integral y cultural.

La amistad, el amor, la honestidad, la verdad, la ética, la equidad y la justicia, están siendo desvirtuadas por movimientos y activistas que han creado cierto poder social y político. La estúpida y absurda defensa del lenguaje inclusivo ha sido motivo de debates y de una atención infravalorada. Mientras tanto, la verdadera inclusión social jamás se asoma a un debate serio, integral y justo de parte de gobiernos y de agrupaciones sociales.

La izquierda y derecha "woke" ha generado un debate intenso entre aquellos que la apoyan y aquellos que la critican.

Algunos argumentan que se ha convertido en una forma de intolerancia y censura, ya que busca cancelar la libertad de expresión y el debate de ideas contrarias a las suyas.

Otros afirman que su enfoque excesivo en la identidad y la opresión puede perjudicar la capacidad de la izquierda y la derecha para luchar por cuestiones económicas, sociales y culturales mucho más amplias, complejas y urgentes.

El autor es comunicador social

QOSHE - El pensamiento “woke”: nuevo colonialismo de izquierdas y derechas - Ruddy Orellana V.
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El pensamiento “woke”: nuevo colonialismo de izquierdas y derechas

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04.01.2024

En estos tiempos de urgencias democráticas y de lucha constante por ser librepensante, ya no interesa si eres de derecha o de izquierda o, como sostenía José Ortega y Gasset: “Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral”.

Las dos opciones, desde luego, traen la misma concepción original de la estupidez. La historia lo demuestra y los nefastos personajes que lo llevaron y aún llevan a cabo lo refrendan con sobrado descaro.

No debe dejar de preocuparnos la macabra intromisión del Estado en nuestras vidas que diariamente se ven desgastadas por su rol acaparador, corrupto (r) e inoperante. Único criminal del siglo XX y XXI que compra conciencias: las regala, las soborna, las corrompe y las rifa.

Hay pues, un afán maquiavélico del aparato estatal político de querer destrozar la integridad, los derechos y la dignidad de la sociedad civil en pro de una imposición monolítica, valiéndose del poder que le otorga el monstruo del Estado.

Pero no sólo el poder político reflejado en el Estado acaparador difunde la cultura “woke”, también un puñado de multimillonarios que son capaces de comprarse el planeta, en desmedro de un mundo en el que la pobreza y la miseria son insultantes y, desde luego, activistas y movimientos sociales de moda que transitoriamente van cambiando su discurso y su forma de acondicionar a la sociedad

En los últimos años, hemos visto un surgimiento creciente de un fenómeno conocido como la izquierda y la derecha "woke". Esta corriente política, que se ha vuelto especialmente popular entre los jóvenes, pero también en políticos de larga data y magnates aburridos, aboga por una serie de causas “progresistas” y se caracteriza por su enfoque en la justicia social y la igualdad de género, raza y clase.

La izquierda y derecha "woke" busca desafiar y cambiar las estructuras e ideas tradicionales de poder y dominación en la sociedad. Sus seguidores creen que la opresión y la desigualdad están arraigadas en los sistemas políticos y económicos, y........

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