Albert Montagut

Johan Cruyff tuvo tuvo problemas con Michael Laudrup, Alex Ferguson con David Beckham, Pep con Zlatan Ibrahimovic, y, más recientemente, con João Cancelo, Luis Enrique con Leo Messi… La relación de los grandes entrenadores con las grandes estrellas suele ser difícil. El ego de uno y otro suele ser un cóctel explosivo.

Cuando los entrenadores se enfrentan a sus estrellas todo se complica y si el tema no se reconduce suele terminar fatal para el… club.

Cuando Luis Enrique llegó al Barça y pronunció su frase “el líder soy yo” se vio de inmediato que habría problemas. Y así fue. Messi se enrocó y hasta que el entrenador no se doblegó la cosa no pitó. Luis Enrique en un alarde de humildad, poco habitual en él, claudicó con el tema del liderazgo y al entregar al jugador lo que el jugador merecía, el Barça ganó un triplete y estuvo a punto de hacer su segundo sextete.

Nos llega de París que Kylian Mbappé está disgustado con Luis Enrique. Todo arrancó bien, porque al llegar a París, el entrenador no dijo nada sobre quien era el líder del equipo. Esta vez fue más cauto, pero declaró que “ningún jugador está por encima del club”. Se equivocaba el entrenador una vez más. Hay jugadores que no es que estén por encima del club, es el club el que no quiere enfrentarse a ellos. El Paris Saint Germain FC es una bomba de relojería. Se lo juega todo a una carta: la Champions. Ni la liga francesa ni la copa gala son competiciones que puedan interesar ni al equipo, ni a la entidad, por lo que la Champions emerge como la única competición por la que el PSG parece pelear.

Un fracaso, como los anteriores, en la Champions arroja al entrenador al abismo y a los jugadores a una apatía y a un disgusto entendible. Mbappé sólo tiene los partidos de selección y las Champions para reflejar su valía. La final de Qatar le dolió y los últimos partidos en Champions, también. El problema con Mbappé no estriba sólo en intentar suavizar la relación con él, ahí está la sorprendente declaración que hizo ayer Lucho: “Mbappé y yo no somos novios, pero casi”. El problema real es que la estrella francesa necesita más retos, porque su insatisfacción es tremenda. Es el precio que se ha de pagar por ser la estrella de un equipo, el PSG, y un símbolo en su país, Francia. Será su estado anímico el que decidirá si continúa en París o se va al Real Madrid, donde le esperan, pero ya sin tanta angustia.

El entrenador asturiano nunca ha sido un diplomático. No lo fue como jugador, y no lo ha sido como entrenador de equipo y seleccionador. Sus ruedas de prensa son en estos momentos explosivas. Salta a la mínima y escucharle como se enfrenta una y otra vez con la prensa genera compasión. ¿Cómo una persona tan capacitada y experimentada puede tener tan poco temple? El PSG es una caja de pandora, donde nadie sabe qué puede pasar. Por allí han pasado 13 entrenadores desde el año 2000. Entre ellos hay que destacar a Luis Fernández, Carlo Ancelotti, Laurent Blanc, Unai Emery, Thomas Tuchel, Mauricio Pochettino y Christophe Galtier. El que más días permaneció en el cargo desde el 2000 ha sido Laurent Blanc -1.093 días- y el que menos, Laurent Fournier -321-. Lucho lleva en el cargo 168 días. Lo que le ha permitido dirigir al equipo un total de 22 partidos. Es poco tiempo para tener problemas con Mbappé. Luis Enrique tiene una personalidad difícil, pero quizá es el PSG y la estrella del equipo, son quienes se lo están poniendo esta vez complicado. Será interesante ver el cruce de los parisinos en octavos contra la Real Sociedad de Fútbol y como se resuelve la ecuación, entrenador-estrella-club. La historia nos dice que la estrella suele ganar, si el entrenador no se llama Cruyff o Guardiola.

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Estrellas y estrellados

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22.12.2023

Albert Montagut

Johan Cruyff tuvo tuvo problemas con Michael Laudrup, Alex Ferguson con David Beckham, Pep con Zlatan Ibrahimovic, y, más recientemente, con João Cancelo, Luis Enrique con Leo Messi… La relación de los grandes entrenadores con las grandes estrellas suele ser difícil. El ego de uno y otro suele ser un cóctel explosivo.

Cuando los entrenadores se enfrentan a sus estrellas todo se complica y si el tema no se reconduce suele terminar fatal para el… club.

Cuando Luis Enrique llegó al Barça y pronunció su frase “el líder soy yo” se vio de inmediato que habría problemas. Y así fue. Messi se enrocó y hasta que el entrenador no se doblegó la cosa no pitó. Luis Enrique en un alarde de humildad, poco habitual en él, claudicó con el tema del liderazgo y al entregar al jugador lo que el jugador merecía, el Barça ganó un triplete y estuvo a punto de hacer su........

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