Carles Rexach

La derrota en la final de la Supercopa de España es un golpe para un Barça que podía haber conseguido un punto de inflexión, después de un inicio de temporada con altibajos y con sensaciones poco positivas. Un triunfo en Arabia contra el Real Madrid podía haber cambiado la cara del equipo, pero siendo realistas lo normal que podía pasar en la final es lo que acabó pasando. El Barça propuso un plan de partido con muchos riesgos para medirse a un Madrid que vive de sus carreras al contragolpe y a los diez minutos ya ibas 2-0 perdiendo con dos fogonazos de Vinicius. El partido se entregó demasiado rápido y tocaba ir a remolque contra un equipo más físico y potente. En los dos primeros goles había que estar más encima de los delanteros rivales para que no tuvieran tantos espacios a la espalda de la defensa y un equipo como el Barça no puede caer en este tipo de errores.

Pese a que hubo una tímida reacción con el gol de Lewandowski, el penalti que supuso el 3-1 acabó por romper cualquier esperanza para los azulgrana. No es excusa, pero tanto la jugada del penalti como la expulsión de Araujo fueron jugadas con cierta polémica y en ambos casos cayeron del lado blanco. El Barça está ahora en una fase en la que no hay nada que le vaya de cara. Xavi volvió a poner a Araujo para tapar a Vinicius y en vez de arreglar un problema hubo otro. En un momento complejo como el actual, los jugadores ya tienen suficiente en conseguir los automatismos para que luego se cambien de posición en un momento clave como es una final. Para poder jugar de memoria, tal y como se pretende, hay que jugar cada uno en su sitio.

El Barça tiene ahora el agua en el cuello, incluso algunos ven fantasmas de cara al partido de Copa en Salamanca, pero no debemos ser tan negativos. Para Nápoles hay que estar al cien por cien, pero también toca recortar diferencias en la Liga. El Barça debe mantener la calma y no comerse demasiado la cabeza por una derrota que podía llegar. Yo siempre digo que la Supercopa sirve para cuando la ganas, pero si la pierdes tampoco pasa nada. Es una competición con poco aliciente. Lo importante es la Copa, la Liga y la Copa de Europa. El resto es otra historia. Todavía queda mucha temporada y no hay que disparar las alarmas.