Carles Rexach

Vayan por delante tres reflexiones respecto al momento del Barça. La primera, que no veo necesario ir ratificando cada dos por tres a Xavi en el banquillo porque eso en el mundillo del fútbol, que tiende automáticamente a pensar mal, suele interpretarse al revés de lo que uno dice. La segunda, que como ya escucho a los culés decir que “¡ay, ay, ay, que nos viene el Oporto, el Atlético y el Girona!”, estoy convencido de que ahora es mucho mejor para reaccionar enfrentarse a rivales que te obliguen desde el principio a estar por lo que hay que estar que no los Getafe, los Granada y los Rayos de turno. Y la tercera, que en la Liga no estamos tan lejos y en la Champions League dependemos de nosotros como para pensar en cosas raras.

A partir de ahí, entiendo que el equipo debe mejorar detalles futbolísticos que pueden parecer muy básicos pero que, creo, serían muy útiles para recuperar pronto la confianza individual y colectiva. Para mí, con todo el ánimo de aportar y no de dar lecciones, me plantearía como una prioridad explotar al máximo la capacidad de remate de Lewandowski. Que por muchos 35 años que tenga continúa siendo un gran delantero de área lo demuestra el golazo inverosímil de cabeza que arregló el partido ante el Alavés y la intimidación que su simple presencia provocó para provocar el gol en propia puerta del Rayo: Total, su efecto nos ha dado 4 de los últimos 6 puntos. Es cuestión de que el equipo se proponga que, en lugar de un par de remates, Lewandowski tenga por partido de 8 a 10 chuts francos, de cara al portero rival. El centro de Koundé ante el Alavés, desde atrás, lo convirtió en bueno el increíble cabezazo del ‘9’. El de Balde en el 1-1 ante el Rayo sería el pase más natural, de delante a atrás. Una buena forma de propiciar ese tipo de remate de un ‘9’ de área como el polaco es, también, jugar con los extremos a pierna natural y no a pierna cambiada, para que los centros vayan con esa misma intención.

Por último, confío en que el barcelonismo esté con el equipo ahora que lo necesita, porque, repito, estos partidos en casa ante rivales de nivel le vendrán bien para entrar muy metidos desde el principio.

Tuve la suerte de tratar a Terry Venables porque yo estaba con el juvenil cuando él entrenó al Barça. Lamento su pérdida. Lo recuerdo como una persona muy afable, con esa mentalidad de ‘mister’ inglés que también aprecié años antes en Buckingham, gente con sentido del humor y con talante para desdramatizar y relativizar los problemas del fútbol con ese toque necesario de distensión en un entorno propenso a tomarse cualquier derrota por la tremenda. Caía bien entre sus jugadores. Él era capaz de aprovechar sus ratos libres para irse a cantar, que por cierto lo hacía muy bien, a lo Frank Sinatra. Ganó la Liga tras 11 años de sequía con ese fútbol agresivo, presionante, directo. Pudo salir a hombros si no fuera por la noche del Steaua, la derrota más dura que recuerdo junto a la de los postes de Berna. Descanse en paz.