Hèctor Coca
Tampoco vamos a ponernos hoy estupendos, pero uno siente cierta nostalgia de aquellas épocas en las que un penalti a favor en Can Barça era sinónimo de gol. Eran otros tiempos, pero lo cierto es que en la plantilla blaugrana siempre solía haber un jugador letal desde los once metros y también algún que otro buen lanzador de faltas directas.
Atrás queda el subidón de adrenalina que te invadía el cuerpo ante una falta al borde de la frontal cuando plantaba el balón Rexach, Schuster, Maradona, Koeman, Ronaldinho o Messi, por poner algún ejemplo. Y el sonido de aquel tambor que iba incrementando su cadencia hasta que llegaba el chut y que acababa en gol o en el "uyyyyy" de la grada.
Pero ya sin otras pretensiones, lo suyo sería hoy poder pensar que un penalti acabará al fondo de la red con toda probabilidad y no tener que sufrir como un condenado. Sin saltitos, paradinhas ni adornos varios. Disparos duros, llenos de rabia y a barraca, como antaño.
Mucho se está debatiendo estos días sobre qué posición debe reforzar el Barça de cara a la próxima temporada. Fichar un buen chutador no estaría nada mal.