Jordi Camps

Los clubes de fútbol son entidades que se dedican a jugar al fútbol. Por lo tanto, ni son Netflix, ni Amazon, ni Google, ni Ticketmaster, ni Nike. La tentación de ver que algunos pocos gestionan negocios de miles de millones de dólares hace que los dirigentes del fútbol piensen en cómo asemejarse a estas grandes empresas. Pero la verdad es que ni ellos tienen a Messi o Cristiano, ni los clubes cuentan con Bezos o Zuckerberg.

Que un club de fútbol quiera diseñar, producir, distribuir y vender su propia colección de ropa es en sí misma una buena visión. Igual que lo sería que Netflix quisiera tener un equipo de fútbol propio y competir en la Champions League (imaginaos el contenido que podríamos ver).

Tener una marca propia tiene claras ventajas: control, poder de decisión o más margen. Por el contrario, tiene riesgos: gastos fijos elevados, cadena de suministros muy exigente e intensa, gastos variables extremadamente fluctuantes y un mercado híper competitivo (si no que se lo pregunten a marcas con facturaciones menores a 500 millones de euros: Kappa, Munich, Kelme, Penalty, Umbro, etc).

El FC Barcelona es uno de los pocos clubes en el mundo que podría llegarse a plantear hacer una marca propia, pero… como en cualquier idea de negocio en el mundo, el cuándo haces las cosas y las personas que lo hacen realidad son parte esencial para ejecutar una buena idea. El club catalán no está en una situación que le permita:

1) Renunciar a unos ingresos fijos de su partner técnico (en patrocinio y royalties mínimos)

2) Endeudarse más para poder crear estructuras profesionales y empezar la producción

3) Asumir el riesgo de romper un contrato que es válido hasta 2028 (a no ser que un tercero asuma el riesgo)

4) Perder el foco de intentar remontar una crisis deportiva que se remonta a 2017 y una situación económica muy delicada desde 2020 y que cada año que pasa presenta más dificultades.

Roma no se construyó en un día y sería temerario o demasiado ambicioso intentar hacer (y comercializar) un estadio, un campus, un pabellón, crear o fichar los mejores jugadores, pelarse en los juzgados con Nike, lanzar al mercado Barça Media (o al menos intentar no perder el valor que está en los balances financieros), comenzar la marca propia (inversión necesaria a no ser que se haga otra palanca) y todo eso cuando tus ingresos ordinarios están en mínimos históricos (entre otras cosas porque se ha vendido parte de los ingresos futuros de TV).

Nike, Puma o Adidas son empresas de referencia, con una tecnología (I+D) aplicada en los productos de alto rendimiento espectacular, con un surtido de productos muy amplio (ropa de entreno, de viaje, de moda, etc.), además de una amplia distribución y un brand love muy alto. ¿Por qué renunciar a un partnership con estas marcas ahora?

Dicho esto, el poder de la camiseta del FC Barcelona reside en el escudo del club, y no tanto en el swoosh, la pantera o las 3 rayas. ¿No venderíamos más o menos (a distribución similar y una buena performance deportiva del equipo) las mismas camisetas con una marca u otra? Por lo tanto, y mirando estratégicamente… ¿Qué pasaría si el FC Barcelona fuera el primer club de fútbol en llegar a un acuerdo con marcas de moda que se caracterizan por una ágil producción y tener una distribución global (+ de 3.000 tiendas) como ya lo hacen Disney o Marvel?

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Nike, Puma o marca Barça...

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07.03.2024

Jordi Camps

Los clubes de fútbol son entidades que se dedican a jugar al fútbol. Por lo tanto, ni son Netflix, ni Amazon, ni Google, ni Ticketmaster, ni Nike. La tentación de ver que algunos pocos gestionan negocios de miles de millones de dólares hace que los dirigentes del fútbol piensen en cómo asemejarse a estas grandes empresas. Pero la verdad es que ni ellos tienen a Messi o Cristiano, ni los clubes cuentan con Bezos o Zuckerberg.

Que un club de fútbol quiera diseñar, producir, distribuir y vender su propia colección de ropa es en sí misma una buena visión. Igual que lo sería que Netflix quisiera tener un equipo de fútbol propio y competir en la Champions League (imaginaos el contenido que podríamos ver).

Tener una marca propia tiene claras ventajas: control, poder de decisión o más margen. Por el........

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