Josep Maria Artells

En 1965 apareció la Derbi ‘paleta’ y el dibujante Josep Peñarroya creó a ‘Pitagorín’, un personaje afable que resolvía problemas gracias a sus conocimientos. Era la ‘edad de oro’ de los concursos en TVE (Reina por un día, Un millón para el mejor…) y empezaba a emitirse un concurso juvenil que se haría muy popular: Cesta y puntos, un programa donde dos equipos escenificaban un partido de baloncesto entre dos colegios (dos delanteros, dos defensas y un pívot) a base de preguntas sacadas de los libros de bachillerato de la época. Después de sucesivas eliminatorias se disputaba la esperada final y las gradas se convertían en una exaltación local del cancionero tradicional con la letra adaptada para la ocasión.

Se hicieron hasta seis campeonatos hasta 1971 que paralizaban el país, una oportunidad que aprovechaban las localidades participantes para exhibir su historia y folclore. Del nuevo plató de Prado del Rey (el más grande de Europa) se pasó al Parque de atracciones de Madrid y de allí al Palacio de Deportes del Real Madrid, sedes que eran invadidas por alumnos, familiares, maestros y curas que mostraban pancartas con consignas sobre el orgullo de la tierra y mensajes de fraternidad hacia el rival: una parte importante de los colegios seleccionados eran de órdenes religiosas. Los centros en el franquismo se clasificaban entonces en ‘oficiales’ (había pocos institutos públicos) y ‘no oficiales’, los regentados por la Iglesia y los privados.

El boom de la TV era imparable y España pasó en 1962 de 300.000 receptores a los cinco millones en 1970. El ‘desarrollismo’ permitió una apertura que se respiraba en el atrevido turismo de las playas o en el amplio Seat 1.500 que estrenaban las familias que empezaban a descollar.

El concurso ‘Cesta y puntos’, presentado por Daniel Vindel, se mantuvo en TVE de 1965 a 1971 con enorme éxito

Daniel Vindel (1932-1996), pionero en la radio, ponía orden arbitrando el partido. Tenía experiencia en varios programas juveniles, en especial con la célebre ‘La Olimpiada del saber’ de Radio España, donde coincidió con el jovencísimo José María García, meritorio del legendario Bobby Deglané. El atuendo de Vindel simulaba el de un árbitro de baloncesto y creaba entre los ‘supporters’ un clima de edulcorada cordialidad. En la ‘mesa’ estaba su esposa Aurora López Clemente haciendo las preguntas, auxiliada por los jueces César Gil y José Luis Méndez.

El programa llegó a tener 47 patrocinadores que ofrecían regalos y dinero a TVE. Las preguntas eran “elevadas”, como evocaba el diario leonés ‘La Nueva Crónica' en 2019 52 años después de la victoria de los Maristas en la final de 1967. “Los preparadores del equipo, los hermanos Ampudia y Llamas, recordaban que manejaban más de 10.000 peguntas de ‘ciencias y letras’ que preparaban para que los integrantes del equipo pudieran responder con celeridad”. Durante la temporada, muchos colegios separaban a los alumnos ‘elegidos’ para ser instruidos de forma personalizada y memorística por los ‘hermanos’ mentores.

Imagen del concurso 'Cesta y puntos'

Los regalos conformaban la parte sugestiva del guión. A veces el listado de presentes era inabarcable. En la final de 1968, ganada por el colegio San José Escolapios de Santander al centro Diocesano Nuestra Señora de Ávila, fueron presentados en el descanso.

Vindel enumeraba las donaciones entre el regocijo general y las alegres cantinelas de las hinchadas. “Un autobús Sava Austín de 23 plazas para el ganador y un microbús para el subcampeón, obsequio de Finanzauto y Servicios; 22 plumas de oro, ofrecidas por Pelikan, y 22 bolsas de mano de equipo; 95 volúmenes de la Enciclopedia Espasa para el campeón y un bello ejemplar de Don Quijote de la Mancha para el subcampeón; (…)”. La ofrenda se completaba con delicias regionales enviadas por particulares desde diversos puntos de la piel de toro. Era norma del Real Madrid regalar relojes de oro a los participantes y presentadores que eran entregados por el gerente Antonio Calderón.

La generación de la España pesimista y sin futuro ocupaba el ocio en otras cosas. La generación de los que llegaban tarde al cole, de los que no rezaban, de los padres pluriempleados, de los que destrozaban sus bambas jugando eternos partidos de fútbol en descampados mientras resistían en un oscuro mundo real.

Cesta y Puntos no sobrevivió a su éxito. Josep Maria Baget Herms (1944-2004), historiador de TV, crítico y profesor, escribió en su ‘Historia de la televisión en España’ que “el programa, que había demostrado su eficacia en la radio, tuvo una larga trayectoria en televisión, pero no sobrevivió a la revolución educativa de la ‘Ley Villar’, que transformo profundamente el bachillerato”. Recordaba Baget que todos los cuestionarios de preguntas del concurso se basaban en los textos de la ley anterior a 1970.

La publicación del Libro Blanco en 1969 supuso una ruptura de los métodos de enseñanza anacrónicos de los últimos 30 años y dio origen a la reforma integral de un nuevo sistema educativo con la conocida ‘Ley Villar’ de 1970. En sus primeras 199 páginas, el ‘libro’ hacía una crítica profunda de la estructura del sistema educativo antiguo. A finales de los 60 la sociedad española demandaba cambios a nivel social y educativo para cortar con las reminiscencias franquistas más enquistadas. Entre sus novedades destacaba la obligatoriedad de la enseñanza Primaria gratuita no discriminatoria hasta los 14 años (EGB), el BUP y la FP. Hoy, Los héroes en blanco y negro de Cesta Puntos, ya entrados en años, todavía se chatean y celebran aquellas rebuscadas respuestas victoriosas

A principios de marzo de 1980, Nicolau Casaus volvía de vacío de Bucarest. El dirigente del Barça había viajado a Rumania para fichar a Stefan Kovacs, uno de los precursores del fútbol total que hizo Campeón de Europa al Ajax dos veces y le dio una Copa Intercontinental, además de dos ligas (1971-73). El técnico de Timisoara no vendría. El Barça, que había obtenido la Recopa de Basilea el 6 de mayo de 1979, había tocado fondo. Pese a los espaldarazos de confianza hacia Rifé, sustituto de Lucien Muller, Núñez fichó como parche a Helenio Herrera hasta junio. En la jornada 25 el equipo era octavo en la Liga, sumaba una victoria en 12 partidos, estaba fuera de la Copa y el Valencia apartaría al campeón de la Recopa en cuartos de final. Núñez probó suerte con Kubala al inicio de la temporada 1980-81 pero a los cinco meses, el 9 de enero 1981, fue sustituido de nuevo por HH hasta final de temporada. Veinte años después, el genio argentino llegaría por dos periodos cortos bajo el palio de su época gloriosa en la que conquistó dos Ligas, dos Copas y una Copa de Ferias (1958-60).

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Cesta y puntos: aquelllos ‘pitagorines’

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13.04.2024

Josep Maria Artells

En 1965 apareció la Derbi ‘paleta’ y el dibujante Josep Peñarroya creó a ‘Pitagorín’, un personaje afable que resolvía problemas gracias a sus conocimientos. Era la ‘edad de oro’ de los concursos en TVE (Reina por un día, Un millón para el mejor…) y empezaba a emitirse un concurso juvenil que se haría muy popular: Cesta y puntos, un programa donde dos equipos escenificaban un partido de baloncesto entre dos colegios (dos delanteros, dos defensas y un pívot) a base de preguntas sacadas de los libros de bachillerato de la época. Después de sucesivas eliminatorias se disputaba la esperada final y las gradas se convertían en una exaltación local del cancionero tradicional con la letra adaptada para la ocasión.

Se hicieron hasta seis campeonatos hasta 1971 que paralizaban el país, una oportunidad que aprovechaban las localidades participantes para exhibir su historia y folclore. Del nuevo plató de Prado del Rey (el más grande de Europa) se pasó al Parque de atracciones de Madrid y de allí al Palacio de Deportes del Real Madrid, sedes que eran invadidas por alumnos, familiares, maestros y curas que mostraban pancartas con consignas sobre el orgullo de la tierra y mensajes de fraternidad hacia el rival: una parte importante de los colegios seleccionados eran de órdenes religiosas. Los centros en el franquismo se clasificaban entonces en ‘oficiales’ (había pocos institutos públicos) y ‘no oficiales’, los regentados por la Iglesia y los privados.

El boom de la TV era imparable y España pasó en 1962 de 300.000 receptores a los cinco millones en 1970. El ‘desarrollismo’ permitió una apertura que se respiraba en el atrevido turismo de las playas o en el amplio........

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