Josep Maria Artells
Hay que tener carácter a los nueve años para ser declaradamente mallorquinista en la clase sin sucumbir a la mayoría culé. ¿Qué hizo el Mallorca? Fue la pregunta que hizo la pequeña Bel a Miquel y Marta el miércoles al levantarse. Estamos en Sevilla, le respondieron eufóricos. Había llegado su hora. Los compañeros que celebran las victorias con la camiseta blaugrana, ahora, iban a pillar. Bel se puso las pinturas de guerra rojo y negro en la cara y se uniformó con la vestimenta de su Mallorca. La nueva, claro. Hacía frío en el norte de Barcelona y se abrigó con la sudadera de su equipo. La rivalidad a estas edades se lleva bien en el colegio Sadako.
La pequeña entró en clase determinada, luciendo orgullo mallorquinista. Alguno quiso rebajar méritos a la gesta y ella respondió, enérgica e irónica, que el Barça no estuvo en Anoeta. Hubo algún intercambio de chuflas pero también felicitaciones de fair play a la ‘supporter’. Para ella, la identificación de pertenencia, el envoltorio de la fiesta del fútbol, está por encima del absurdo chismorreo.
El Mallorca es un club en constante evolución social desde que hace ocho años jugaba en el arroyo de Segunda B. De aquella época en 2017, en la que se enfrentaba al Peralada, Cornellà o Sabadell, quedan Abdón Prats y Raillo. Por eso Abdón, pareja de la hija del mítico Héctor Cúper, se le dispensa tratamiento de reliquia sagrada entre la afición bermellona. Nadie olvida la noche de Sant Joan de esa temporada cuando los isleños ascendieron a Segunda remontando en Son Moix el 2-0 de Riazor ante el Depor.
Allí arrancó la época de arraigo para muchos mallorquinistas de nuevo cuño, sobre todo jóvenes que se apuntaron a los éxitos de los Lago Júnior, Salva Sevilla o Reina convirtiendo en un acto rutinario la asistencia al partido del domingo por la tarde. A la conclusión, era costumbre que todo el equipo, titulares y reservas, se dirigiera a los seguidores para agradecer su apoyo incondicional, explica Miquel Rosselló, padre de Bel, periodista mallorquín y autor del libro ‘Es un sentimiento’ en el que se describe en diez golosos capítulos la selección de diez partidos ‘top’ durante los 16 años de la época dorada del Mallorca (1997-2013). Su lectura es comparable a ponerse unas gafas 3D y ver una trepidante película picada de anécdotas sorprendentes, citas y entrevistas que conforman una declaración apasionada desde las entrañas del club isleño.
Rosselló remarca la importancia que tiene la hoy en día la “mallorquinidad” del equipo con jugadores como Antonio Sánchez, Abdón Prats, Llabrés y el balear Darder que, junto a el carisma de Samu Costa y Muriqi, cohesiona las raíces y la complicidad entre grada y futbolistas.
El crecimiento social va emparejado a las inversiones de la propiedad. El pasado enero se inauguró el moderno estadio de Son Moix con palcos VIP y sin la pista de atletismo que se hizo para la Universiada. Ahora se trabaja para ampliar la Ciudad Deportiva. El CEO Alfonso Díaz señaló en el ‘Diario de Mallorca’ que se habían invertido 100 millones para consolidar el proyecto en Primera División
El Mallorca superó a la Real Sociedad gracias a su madurez mental y a que Javier Aguirre minimizó el exceso de responsabilidad a sus jugadores. El desenfadado entrenador mexicano, de 65 años y provisto de mecanismos primarios para relativizar los problemas, bromeó con que no había ensayado los penaltis.
La semifinal rehabilitó al portero eslovaco Dominik Greif y a Darder, el Mago de Artà sin magia, convertidos inesperadamente en héroes. La trayectoria de Greif ha sido sinuosa. De estar casi descartado en pretemporada, es el portero titular en la Copa y fue determinante en Anoeta parando el penalti a Brais Méndez y el último de la tanda a Sheraldo Becker.
Darder no ha sido el líder del Espanyol. El ecosistema de Aguirre le ha dificultado su adaptación y no está siendo titular. Fichado por 8 millones más 2 en incentivos, es la operación más costosa que ha afrontado la entidad balear. En Son Moix apenas está siendo trascendental pero el ‘artanenc’ grabó su nombre para siempre transformado de forma glacial el lanzamiento crucial.
La época de oro del Mallorca contiene un puñado de emotivas batallas ganadas a los grandes, de las que elegimos dos de la selección de Rosselló. El Mallorca fue martillo del Real Madrid en varios episodios, el más crucial el 2-1 en Son Moix de la temporada 2005-06 que significó el principio del fin de la etapa de los galácticos, rememora el periodista. Florentino tiró la toalla harto de los caprichos acumulados por los vicios que les consintió. Fuera de la Champions y de la Copa y a siete puntos del Barça, la derrota ante el equipo de Manzano marcaría la llegada de Ramón Calderón.
Con Héctor Cúper llegaron dos años de esplendor. En 1999, el argentino llevó al equipo a la final de la Recopa en Villa Park ante el Lazio de Nedved, Almeida y Salas. A ocho minutos del final, el checo deshizo el 1-1 tras un memorable partido de los isleños. Miquel Soler sentenció: “Hicimos algo muy meritorio: pasado el tiempo se dará importancia a todo lo que se ha hecho”.
Bel garantiza la reivindicación y el futuro del Mallorqueta que, unos años después, se prepara para otro éxodo histórico en Sevilla: el Athletic de los hermanos Williams. Mayor reto, imposible.
El Camp Nou pasó a ser desde septiembre de 1957 el flamante estadio del FC Barcelona, pero en Les Corts no dejaron de jugarse partidos hasta los primeros años 60. Uno de ellos fue el segundo homenaje que el club le ofreció a César Rodríguez (León, 1920-Barcelona, 1995) el 10 de septiembre de 1958 ante el Elche. Unos 48.000 aficionados se citaron para darle una muestra de cariño al hasta entonces máximo goleador del club. El Barça de HH ganó a los ilicitanos (3-2), equipo en el que César ejercía de jugador-entrenador y logró su ascenso a Primera. La primera parte la disputó en el bando azulgrana. La entrega de regalos en el centro del campo fue anunciada por Manel Vich que, con 20 años, debutaba como ’speaker’ en el club. El popular ‘Pelucas’ fue uno de los integrantes del equipo de Les Cinc Copes que conquistó 5 Ligas, 2 Copas Latinas y 3 Copas de España, entre otros trofeos, totalizando 304 goles en 456 partidos (1942-1955). El 3 de junio de 1951 César había recibido el primer homenaje junto al Barça por proclamarse campeón de España
El gran Mallorqueta
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02.03.2024
Josep Maria Artells
Hay que tener carácter a los nueve años para ser declaradamente mallorquinista en la clase sin sucumbir a la mayoría culé. ¿Qué hizo el Mallorca? Fue la pregunta que hizo la pequeña Bel a Miquel y Marta el miércoles al levantarse. Estamos en Sevilla, le respondieron eufóricos. Había llegado su hora. Los compañeros que celebran las victorias con la camiseta blaugrana, ahora, iban a pillar. Bel se puso las pinturas de guerra rojo y negro en la cara y se uniformó con la vestimenta de su Mallorca. La nueva, claro. Hacía frío en el norte de Barcelona y se abrigó con la sudadera de su equipo. La rivalidad a estas edades se lleva bien en el colegio Sadako.
La pequeña entró en clase determinada, luciendo orgullo mallorquinista. Alguno quiso rebajar méritos a la gesta y ella respondió, enérgica e irónica, que el Barça no estuvo en Anoeta. Hubo algún intercambio de chuflas pero también felicitaciones de fair play a la ‘supporter’. Para ella, la identificación de pertenencia, el envoltorio de la fiesta del fútbol, está por encima del absurdo chismorreo.
El Mallorca es un club en constante evolución social desde que hace ocho años jugaba en el arroyo de Segunda B. De aquella época en 2017, en la que se enfrentaba al Peralada, Cornellà o Sabadell, quedan Abdón Prats y Raillo. Por eso Abdón, pareja de la hija del mítico Héctor Cúper, se le dispensa tratamiento de reliquia sagrada entre la afición bermellona. Nadie olvida la noche de Sant Joan de esa temporada cuando los isleños ascendieron a Segunda remontando en Son Moix el 2-0 de Riazor ante el........
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