Josep Maria Minguella

Silencio aparente en Ucrania y miedo en Palestina. Otro tipo de miedo recorrió la mente culé cuando el Porto consiguió en Montjuïc el primer gol del partido. Afortunadamente, poco después, Joao Cancelo, a menudo imprevisible, hace una carrera excelente con el balón en los pies, por la banda izquierda, y encuentra una posición de tiro con su pierna derecha para marcar un gran gol y dar respiro a lo blaugrana. A partir de ahí, el equipo se tranquiliza y consigue llegar a los octavos de final, algo imprescindible en nuestro club y que hacía tiempo que no alcanzábamos.

Esto y otras cosas se comentaron y celebraron en la gala-cena de la Agrupació Barça Jugadors que se celebró el viernes pasado. Fue una gran satisfacción poder saludar y abrazar a tantos culés y ex jugadores que nos dieron días de gloria y de alegría. Es imposible poner la lista de todos pero a la llegada me encuentro con Mora, que fue el portero del 0-5 en Madrid. Y a partir de ahí una catarata de abrazos y de sentir barcelonista. En la mesa estuve con Ramon Alfonseda, a la izquierda, y Charly Rexach, a la derecha. Una pareja de cracks. Ramon ha sido el presidente durante 20 años y ha hecho una labor que ha levantado el nivel de la Agrupació de forma muy considerable, convirtiéndola en un grupo de futbolistas que viven día a día los detalles positivos del grupo. Y Charly, siempre Charly, es un personaje que marca la historia de nuestro club durante muchísimos años, ya sea como jugador o como técnico, con Cruyff en una época y en solitario en otra. Al nuevo presidente Juan Manuel Asensi y su junta le deseo y me pongo a disposición suya para cualquier cosa que necesiten.

En el acto habló Deco, sencillo, con claridad y dando la impresión de que tiene claras las necesidades del Barça. Ahora falta saber si podrá realizarlas dada la situación en la que nos encontramos. En medio del acto, tengo que agradecer al presidente Joan Laporta que viniese hasta dónde estaba para darme un abrazo y mantener una corta charla. Creo que estos actos, si pudiese ser, tendrían que ser vividos por toda la masa social, porque todos los seguidores del club se merecen por su constancia y su fervor poder tener contactos con estas personas que en determinados momentos nos han hecho vibrar con nuestros colores. También le di un par de besos a una futbolista que fue de las primeras que en los años 70 participó en los inicios del Barça femenino, entrenando en el campo de tierra en el que luego estuvo el Mini, bajo las órdenes del gran Antonio Ramallets. La historia tiene memoria y es muy dulce recordarla