Josep Maria Minguella

Casi silencio en Ucrania. Demasiado ruido, bombas y misiles en Palestina y países de la zona. También ruido, aunque de otro estilo, en Catalunya después del palo de la final de Riad. El año pasado fue el primer paso en la carrera del binomio Barça-Xavi. Luego, con la confianza, se ganó la Liga y todos los culés respiramos con satisfacción. Este año, el golpe blanco cayó sobre el club y empezaron los temblores en los vestuarios.

Nadie ha pedido, que yo sepa, el cese de Xavi, pero en el ambiente se notaba un tic-tac nervioso. Es la ley del fútbol. Cuando en un club grande, también mediano o pequeño, no llegan los triunfos la mirada general va hacia la dirección técnica. Normalmente, en Can Barça, en las últimas épocas, la mayoría de técnicos han tenido etapas largas. Recuerdo que el mismo Cruyff, al que tanto abogan, muchas veces sin ninguna base, tanta gente, fue salvado en su puesto de técnico por Núñez en una Asamblea que impactó en aquel momento. Luego vinieron discusiones, diferentes puntos de vista, pero Johan siguió al mando y terminó ganando cuatro Ligas seguidas, un hito que no se ha vuelto a repetir.

Es una razón básica en cualquier club, y el Barça es uno de los grandes, que cuando los resultados no llegan las miradas van al banquillo. Pero hay que ser prudente. Actualmente el Barça está viviendo un tiempo difícil a nivel de club, a nivel de caja, a nivel de plantilla. Y cuando las cosas son así es imposible, salvo que sea el Mago Pop, que cambien de un día para otro. Aquí no se trata de tener confianza con un técnico o con otro. Xavi es uno de los nuestros, quiere ganar tanto como el socio más antiguo, pero necesita unos futbolistas que lleven a cabo este cometido. Y el Barça actualmente, la plantilla está formada por jugadores muy jóvenes con gran futuro pero inexpertos y con jugadores veteranos, muy expertos pero con insuficientes posibilidades físicas para asumir un calendario en el que hay un partido decisivo cada tres días. Y esto es así.

Xavi tiene que estar tranquilo, no dejarse influenciar por tanta gente que tiene alrededor y pensar que el entorno forma parte de este gran club. Y que el entorno también existe cuando el equipo gana y se celebran los éxitos. Ya sabemos que cuando estás abajo en el vestuario, aunque haya calefacción, las paredes son frías. Y la frialdad es difícil de que te dé alegrías. Vamos a calentar el ambiente, vamos a confiar en nuestros técnicos y jugadores y vamos a pensar que somos el Barça. Y el Barça las ha vivido de todos los colores. Y aquí seguimos estando.

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El entorno no decide

5 0
22.01.2024

Josep Maria Minguella

Casi silencio en Ucrania. Demasiado ruido, bombas y misiles en Palestina y países de la zona. También ruido, aunque de otro estilo, en Catalunya después del palo de la final de Riad. El año pasado fue el primer paso en la carrera del binomio Barça-Xavi. Luego, con la confianza, se ganó la Liga y todos los culés respiramos con satisfacción. Este año, el golpe blanco cayó sobre el club y empezaron los temblores en los vestuarios.

Nadie ha pedido, que yo sepa, el cese de Xavi, pero en el ambiente se notaba un tic-tac nervioso. Es la ley del fútbol. Cuando en un club grande, también mediano o........

© Mundo Deportivo


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