Josep Maria Minguella

Mientras por el mundo se siguen lanzando bombas y drones, por aquí hemos vivido una semana súper intensa. La cosa empezó el lunes en el Real Club de Tenis Barcelona con la comida a los presidentes de clubs de tenis de Catalunya. Como siempre fue un encuentro muy agradable, abierto, y que sirve para estrechar los lazos entre estas entidades que son el lugar en el que tantos deportistas corren, hacen gimnasio, disfrutan y juegan a tenis.

Al día siguiente, martes, a media tarde, dirección Montjuïc, con mucho control para evitar incidentes con seguidores de uno y otro equipo y la esperanza, con la ventaja del partido de París, de poder llegar otra vez a semifinales de Champions. Creo que para el culé fue un golpe duro el quedar eliminado porque teníamos la esperanza, basada en el partido de ida, en que aún con dificultades el Barça saldría vencedor. En mi opinión -parece raro que para un partido de este nivel se nombre a un árbitro con no demasiada experiencia de un país del Este-, la expulsión de Araujo, más o menos dura, seguramente fue acertada su decisión a nivel técnico y ello cambió el rumbo del partido y de la eliminatoria. He escuchado voces que ‘si el cambio no era el de Lamine’ o ‘si aquello o lo otro’, pero a toro pasado todo entra en las suposiciones. La baja del uruguayo creó un vacío en la defensa que dio al traste con la ansiada clasificación.

Para el culé eterno, siempre quedaba el City-Madrid, con Guardiola de Cid Campeador. La eliminación de los de Manchester fue sorprendente, aún tratándose de jugar contra el Real Madrid. Pienso que el planteamiento táctico de los blancos fue una especie de ‘catenaccio’ que solo un experto italiano como Ancelotti podía poner en práctica y convencer a jugadores de carácter ofensivo, como tienen los blancos, de que por una vez había que jugar en medio campo, quitar balones y aguantar un 0-1 durante infinidad de minutos. Con estos dos resultados, el golpe moral al culé ha sido fuerte y habrá que empezar a recuperarse porque así es el fútbol. Así es la vida.

Para acabar la semana voy a comer al Real Club de Tenis Barcelona y presenciar la final de este Godó que nos ha dejado sin españoles después de la lesión de Alcaraz y la baja de Nadal. Ánimos a todos.

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Hay que levantarse ya

9 0
22.04.2024

Josep Maria Minguella

Mientras por el mundo se siguen lanzando bombas y drones, por aquí hemos vivido una semana súper intensa. La cosa empezó el lunes en el Real Club de Tenis Barcelona con la comida a los presidentes de clubs de tenis de Catalunya. Como siempre fue un encuentro muy agradable, abierto, y que sirve para estrechar los lazos entre estas entidades que son el lugar en el que tantos deportistas corren, hacen gimnasio, disfrutan y juegan a tenis.

Al día siguiente, martes, a media tarde, dirección Montjuïc, con mucho control para evitar incidentes........

© Mundo Deportivo


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