Josep Maria Minguella

Amigos, lluvia de drones en tierras lejanas, pero atención, que esto no es bueno para nadie. Lo que sí fue bueno fue lo que pasó en Cádiz, donde un Barça prudente y con no titulares controló, hizo un golazo por medio de Joao Félix, se preparó para mañana y confirmó que algo ha cambiado. Ahora me acuerdo de aquellos partidos en Montjuïc con goleada del Girona, y en especial los cinco del Villarreal que nos llevaron a una reunión de urgencia en el mismo Lluís Companys de larga duración y con un veredicto sorprendente. El entrenador, nuestro Xavi, iba a seguir hasta junio pero luego se iba. Y sino recuerdo mal, dijeron que esto ya lo había decidido Xavi meses antes. No hay duda de que el Barça, nuestro Barça, fue una vez más original. Es decir, me voy, lo he decidido antes, pero me quedo. Si no lo entienden, tranquilos, algún día sabremos la verdad total. La realidad es que un equipo que el año pasado ganó la Liga y la Supercopa con un juego raquítico, especulando con el 1-0, desde esta decisión insólita, ha mejorado en tranquilidad, en dominio del balón y en resultados, que es en definitiva lo que importa en el fútbol. Y así, paso a paso, se ha llegado a una situación favorable en Champions después de un excelente planteamiento táctico y un resultado victorioso en París, que pone a nuestro equipo en camino de unas semifinales que, si todo concuerda, nos pueden llevar otra vez a la final de Wembley. ¿Quién iba a decir esto hace seis meses? Pues esta es la gracia del fútbol y es lo que ha pasado en ‘Can Barça’, que además, desde entonces no ha perdido comba con un Madrid imparable y si el próximo domingo damos en la diana en el Bernabéu, quién nos puede prohibir soñar en un final de campeonato como aquellos que se dieron en la época del Johan entrenador, es decir, campeonar en el último segundo. Sería una satisfacción y un sueño, pero nadie puede decir que va a ser imposible. Ahora mismo, está todo abierto y los culés ya no nos acordamos de hace unos meses

El jueves pasado se celebró en Barcelona una cena a la que acudieron compañeros y amigos periodistas, históricos en gran número, en la que se despidió de forma calurosa y con agradecimiento a un profesional histórico de la televisión, la radio y el periódico. Me refiero a Lluís Canut, que por edad se jubila del día a día televisivo pero que nos va a seguir informando y entreteniendo tanto aquí en su espacio semanal en Mundo Deportivo como en La Vanguardia, en la radio o con los diferentes documentales que tienen y tendrán su sello característico de gran profesional periodístico con un a larga trayectoria. Fue un acto entrañable y le deseo a Lluís lo mejor para él y los suyos. Hace muchos años que nos conocemos y colaboramos y siempre ha sido un placer. Endavant!