Josep Maria Minguella

Se cumplen dos años del desastre ucraniano y en Valencia anticiparon, desgraciadamente, las Fallas con fuego voraz. En el Barça renace la ilusión y, como titulábamos el lunes pasado ‘Pronto volverán los éxitos’, parece que adivinábamos que una vez más, después de la tempestad, puede llegar la calma. Pasó en Nápoles, arrancando el partido con dominio del juego, ataque y gol. Sí es verdad que luego se bajaron los brazos demasiado pronto y los locales consiguieron el empate que lo deja todo para el Lluís Companys.

Al volver a la Liga, fui a Montjuïc pensando encontrar a un Getafe duro, provocador futbolísticamente y que crearía problemas, más después de jugar pocos días antes en Italia. Por estas cosas del fútbol resulta que José Bordalás, entrenador táctico, de cierres automáticos y que al Barça siempre le complica el partido, en esta ocasión decidió sorprender, poner su defensa en medio campo y dominar el juego. Mi sorpresa fue enorme, me acordé de un partido del Rayo Vallecano en el Camp Nou con Paco Jémez que hizo algo parecido y creo que encajó siete u ocho goles, y viendo la facilidad del contragolpe el Barça, con un Raphinha rápido y con espacios, rompió enseguida la portería contraria. Esta situación y los tres goles restantes deben dar esta tranquilidad que tanto ansiaba Xavi Hernández y que tanto necesita nuestro club ante las dificultades económicas que vive. No hay nada ganado, pero, salvo la Copa, tampoco hay nada perdido. El colocar a Andreas Christensen por delante de la defensa fue un acierto técnico que da tranquilidad a la parte de atrás y facilita los contragolpes. Una lástima que esta solución no se hubiese intentado antes porque seguro que el equipo no habría cosechado la cantidad insólita de goles que ha encajado.

Un detalle de este partido fue que arrancó con un solo jugador del país, Pau Cubarsí, lo que convierte al actual Barça en un conglomerado internacional. Llamativo cuando tenemos una cantera que produce continuos talentos como se demuestra cada temporada. Es solo anecdótico, pero la demostración que en el fútbol actual ya no existen fronteras o muy pocas. Y hay que saber adecuarse a esta nueva situación, aunque las posibilidades económicas no sean grandes. En fin, vuelvo al titular de la pasada semana: ‘Pronto volverán los éxitos’. Quiero decir que ya están volviendo, que duren.

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Vuelve la sonrisa

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26.02.2024

Josep Maria Minguella

Se cumplen dos años del desastre ucraniano y en Valencia anticiparon, desgraciadamente, las Fallas con fuego voraz. En el Barça renace la ilusión y, como titulábamos el lunes pasado ‘Pronto volverán los éxitos’, parece que adivinábamos que una vez más, después de la tempestad, puede llegar la calma. Pasó en Nápoles, arrancando el partido con dominio del juego, ataque y gol. Sí es verdad que luego se bajaron los brazos demasiado pronto y los locales consiguieron el empate que lo deja todo para el Lluís Companys.

Al volver a la Liga, fui a Montjuïc........

© Mundo Deportivo


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