Julián Felipo

Jugadores y entrenadores de Euroliga llevan dos años, si no más, clamando por un ajuste del calendario que alivie la presión que los equipos tienen que soportar. En vista de la falta de armonización de las competiciones de élite, muchos de ellos han de hacer frente a temporadas con 80 o 90 encuentros de máxima exigencia para después dedicar los veranos a las selecciones, lo que se traduce en sobrecargas y riesgos elevados de lesiones.

“El número de lesiones ha aumentado exponencialmente”, decía no hace mucho el técnico del Armani Milán, Ettore Messina. “Si todos quieren su espacio, los que al final ya no tienen espacio son los jugadores”, alertaba. “Es estúpido que los jugadores tengan 100 partidos al año porque no ayuda al juego”, coincidía Chus Mateo, entrenador del Real Madrid.

Chima Moneke (Baskonia), lesionado en el partido de play-in contra el Maccabi

En medio de estas críticas cada vez más recurrentes, la Euroliga no sólo optó por reducir y aliviar la situación sino que añadió esta temporada más partidos con el play-in a imagen y semejanza de la NBA para añadir un plus de emoción a la lucha por alcanzar el playoff. En lugar de premiar la regularidad de todo el año para conseguirlo, la medida estrella es implantar una repesca con más partidos que alarga la agonía y cuyo único aspecto positivo podría ser cierto ingreso adicional de venta de entradas (para el Maccabi, exiliado en Belgrado, ni eso).

El próximo mes de mayo el sindicato de jugadores de la Euroliga celebrará en Mataró su tercer congreso EPIC centrado en la salud de los deportistas y focalizado en el impacto que esta sobrecarga de partidos está teniendo en los deportistas. "Los entrenamientos personalizados en baloncesto serán el futuro de este deporte", ha dicho al respecto de este problema el doctor Julio Calleja-González, uno de los ponentes especializados en recuperación.

Según las últimas informaciones, FIBA y Euroliga parecen avanzar en sus negociaciones para armonizar calendario y recuperar el sentido común en las competiciones. Cabe esperar que no sólo se alcancen acuerdos para la fusión y articulación de sus competiciones sino que también tengan en cuenta estas voces sobre la necesidad de reducir la presión del calendario.