Lluis Canut

En las vísperas del partido de ida contra el Paris Saint-Germain el Barça ha estado muy pendiente de la recuperación de sus lesionados. La prioridad ha estado centrada en el retorno de Frenkie de Jong, con máximas posibilidades, y a continuación, con el menos probable de Pedri, con quien se quieren evitar riesgos de una posible recaída por una precipitación. Sin embargo, la que ha quedado en un segundo plano es la vuelta de Andreas Christensen, que parece recuperado de las molestias en el tendón de Aquiles que lo dejaron fue de la convocatoria contra el Las Palmas y que tiene el máximo de números para reaparecer en el Parque de los Príncipes en esa posición estratégica de medio centro. Tan bien se ha adaptado el danés a su nuevo rol, que casi nos atreveremos a decir que su vuelta al posible once titular es tan indispensable para Xavi, por el equilibrio que aporta al juego del equipo en este frenético ritmo de ida y vuelta con que se compite en la Champions, que cualquiera de las figuras del Barça.

Andreas, de 27 años, formado en la academia del Chelsea, con dos temporadas de cesión al Borussia Mönchengladbach, tuvo en Jordi Cruyff a su principal valedor para fichar por el Barça la temporada pasada. La agobiante situación económica del club, combinada con su condición de agente libre y el hecho de dejar un buen cartel en la Premier, de cara a un posible retorno, fueron clave para cerrar la operación, con un contrato de cuatro temporadas (tres más una opcional). Además los informes personales que llegaron a la secretaría técnica a través de algunos de los futbolistas españoles del equipo londinense fueron excelentes, por su excelente actitud, Y no andaban equivocados, porque con su modestia y profesionalidad pronto se ganó el respeto del vestuario, donde tiene en Marc ter Stegen a su mejor embajador. A pesar de la competencia que se encontró en la demarcación de central, en la que se habían invertido 62 millones de euros con el fichaje de Jules Koundé, el internacional danés, veloz en sus acciones completó 32 partidos como titular, formando con Ronald Araujo la pareja de centrales titulares de la defensa menos goleada de una Liga en que los blaugrana se proclamaron campeones gracias a esa solidez defensiva.

Pero la decisión más trascendente fue la de esta temporada, que con la ausencia de Sergio Busquets y el bajo rendimiento de Oriol Romeu, el centro del campo se partía en cada partido, encajando una hemorragia de goles y los técnicos optaron por adelantar al danés al mediocentro, con lo que se equilibró el juego del equipo, gracias al sentido táctico que aporta Andreas con sus coberturas y además se evita desubicar de su posición natural a otros mediocampistas. Este es el caso de Ilkay Gündogan y de De Jong, que pueden adelantarse más cerca del área contraria y explotar más sus cualidades ofensivas.

En todo equipo son indispensables este tipo de futbolistas, de rendimiento silencioso, que no despiertan tanto la atención del público pero que son esenciales para el entrenador y Xavi lo ha encontrado en Christensen. Por ello es tan importante su regreso, después de saltarse la última convocatoria con su selección, para poder estar a punto para verse las caras con el equipo de Luis Enrique.