Lluis Canut
Hacia finales de la década de los setenta, Joan Castelló Rovira, una de las voces de referencia del periodismo radiofónico en catalán, a través de su pulpito del programa “Directo”, en los mediodías de Ràdio Barcelona, publicó un libro, con la ayuda inestimable de Armàn Balsebre, que se tituló “La radio amordazada”. En el mismo se relataba las vicisitudes que debía superar la radio de la transición para poder informar libremente a sus oyentes, tras cuarenta años de dictadura, con sus correspondientes ataduras, con los diarios hablados de Radio Nacional, que monopolizaban la información con un absoluto control de los contenidos desde el ministerio de información y turismo.
Cincuenta años después continuamos, con las correspondientes distancias en las que se ha cambiado a Manuel Fraga por Javier Tebas, en un escenario similar por lo que se refiere al control que se ejerce desde la Liga durante los partidos de la competición que tutela. Resulta que tras el tan difundido gol marcado en tiempo récord, de poco menos de veinte segundos, desde la entrada en el terreno de juego de Marc Guiu, que le dio la victoria por 1-0 al Barça contra el Athletic, cuatro informadores fueron sancionados sin ser acreditados para poder asistir al siguiente partido -nada más, ni menos que el Clásico-. Para ser exactos fueron tres para este choque: David Ibáñez de Telecinco, Marc Fuster de A-3 Media, y Mireia Ruiz de Catalunya Ràdio. El cuarto sancionado en cuestión, Santi Ovalle, cumplirá hoy el castigo, porque no estaba inscrito por su medio la cadena SER, que excedía del límite de seis acreditaciones.
El motivo de la sanción no fue otro que en un acto de legitimo ejercicio de informar, invadieron la zona de familiares en la tribuna del estadio Lluís Companys para acceder a entrevistar a los padres del novel goleador blaugrana y transmitir la desbordada emoción del momento. El hecho fue denunciado por un miembro de seguridad del club que lo transmitió al departamento de comunicación y de a sus homónimos de la Liga, que encargaron de hacer las fotografías pertinentes que habían de servir de prueba para aplicar el consabido castigo.
Si no resulta cada vez más complicado el ejercicio de informar en un campo de futbol durante un partido, donde cada vez están más acotados los espacios donde se pueda maniobrar, ya solo faltaba que se impida hacerlo en las gradas. Para colmo sean los propios empleados de comunicación de clubes los que lo denuncien, claro que la mayoría de sus integrantes no han ejercido como periodistas y desconocen el cúmulo de dificultades que se han de superar los profesionales para cumplir con su cometido.
La estrategia comunicativa de los clubs es uno de los principales motivos de la inexistente complicidad entre futbolistas y periodistas de la que gozamos las generaciones anteriores y que nos acercaba a una información mucho más veraz. Que hubiera sido de José María García y su “partido de la jornada” con los impedimentos actuales. O de las entrevistas de Antoni Bassas y Pilar Calvo que envolvían la previa y el avantmatch de las transmisiones de Puyal y de la exclusividad de Johan Cruyff con Joan Patsy ante las cámaras de TV3.
En la actualidad todo se limita a facilitar la presencia de un par de protagonistas de cada equipo en las posiciones de “flash interviú” para la televisiones con derechos, más la consabida rueda de prensa de los entrenadores, sin posibilidad de réplica para la respuesta de la única pregunta permitida. Mientras que el resto que se peleen en las montoneras que se forman en la zona mixta, con todo el enjambre de micrófonos que rodean al protagonista que acepta a detenerse a responder. Para exponerse a ser sancionado si te atreves a saltarte unas reglas que amordazan y son la antítesis del periodismo auténtico. Y no el que se nos vende desde las redes digitales por parte de comunicadores de medio pelo al servicio de los clubs, a cambio de un par de entradas y ganar notoriedad en la sala de prensa.
La prensa amordazada
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12.11.2023
Lluis Canut
Hacia finales de la década de los setenta, Joan Castelló Rovira, una de las voces de referencia del periodismo radiofónico en catalán, a través de su pulpito del programa “Directo”, en los mediodías de Ràdio Barcelona, publicó un libro, con la ayuda inestimable de Armàn Balsebre, que se tituló “La radio amordazada”. En el mismo se relataba las vicisitudes que debía superar la radio de la transición para poder informar libremente a sus oyentes, tras cuarenta años de dictadura, con sus correspondientes ataduras, con los diarios hablados de Radio Nacional, que monopolizaban la información con un absoluto control de los contenidos desde el ministerio de información y turismo.
Cincuenta años después continuamos, con las correspondientes distancias en las que se ha cambiado a Manuel Fraga por Javier Tebas, en un escenario similar por lo que se refiere al control que se ejerce desde la Liga durante los partidos de la competición que tutela. Resulta que........
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