Lluis Canut

Con sus tres goles en los dos últimos partidos contra Las Palmas y el PSG, Raphinha ha obtenido el beneplácito del barcelonismo del que no se había hecho merecedor en la temporada y media que lleva de blaugrana. Como en muchos otros futbolistas brasileños, pesó el sobreprecio pagado por su traspaso, unos 65 millones de euros. Una cifra excesiva para la maltrecha economía barcelonista, obligada a pagar el doble por el traspaso al mantener el Leeds la permanencia en la Premier. No obstante, el hecho de tener un buen mercado en la liga inglesa jugó en favor del representado por Deco, puesto que la dirección técnica del Barça piensa que los futbolistas que pasan con buenas referencias por dicha Liga ofrecen menos riesgos en su fichaje, dado que en caso de no rendir como barcelonistas siempre presentan menos riesgos para recuperar la inversión con un retorno a algún club de las islas.

Dejando consideraciones al margen, Raphinha no acababa de presentar un rendimiento regular. Eclipsado en el pasado ejercicio por Dembélé como titular en la banda derecha, le penalizaba el carecer de desequilibrio en las acciones de uno contra uno. Con la marcha del francés al PSG parecía que el brasileño se haría con la titularidad, pero la eclosión de un chaval de 16 años con el talento descomunal de Lamine Yamal hizo que Xavi lo situase por delante en sus preferencias. Pero Raphinha no desfalleció y aportó una de sus cualidades de atacar los espacios, una virtud de la que carecen el resto de delanteros de la plantilla, que prefieren recibirla al pie. Algo a lo que acostumbran los atacantes de conjuntos como el Barça, cuya mayoría de rivales se encierran al borde de su área con dos lineas de cinco defensores. Sin embargo, contra contrincantes que se alargan para realizar una presión alta y perjudicar la salida del balón como practican los culés, la verticalidad y velocidad de Raphinha es todo un plus.

En París el Barça superó las lineas de presión del equipo de Luis Enrique, con los servicios largos de Ter Stegen para ser descolgados por la cabeza de Lewandoski y jugarlos con ventaja para la rapidez de Raphinha para desarbolar a la defensa francesa. De esta manera, las estadísticas del internacional brasileño han mejorado sensiblemente esta temporada, con siete goles y nueve asistencias, sumando los partidos disputados entre Liga y Champions, en los que se ha desplazado a la banda dejando en la suplencia a Joao Felix, el jugador favorito del presidente.

Pero a todas estas cualidades que le convierten en indiscutible para recibir el miércoles a los parisinos, hay una que no se contempla en las estadísticas pero que es imprescindible, la del sacrificio defensivo que ha contagiado al resto de compañeros, empezando por el mismo Lamine Yamal, que a pesar de sus enormes cualidades como atacante no olvida sus obligaciones defensivas. Con todo ello, el Barça se ha convertido en un equipo solidario en el que nadie está exento de trabajar en la recuperación del balón, una cualidad que ha carecido en temporadas anteriores en que los cracks no se implicaban en estas cuestiones más sacrificadas. Y en el futbol actual no tienen cabida los equipos que no defienden en bloque todos sus integrantes, algo en lo que Raphinha es todo un ejemplo que arrastra al resto de compañeros.