Lobo Carrasco

1 SIN INSTINTO MATADOR.

Un gran detalle cuando te juegas el pase de estas eliminatorias es jugar en un terreno con césped natural en vez del artificial. Así que no había excusa para que el FC Barcelona jugase sin pensar en otra cosa que en la pelota y el plan de partido propuesto/indicado por Xavi.

Y desde que comenzó en encuentro observamos no sólo la diferencia técnica sino física también. El Barbastro tímido y metido en campo propio para defender el área de su guardameta Arnau Fábrega, el Barça con De Jong y Fermín por delante de Oriol Romeu. Dominio blaugrana y una zona débil en la zaga local, la de Carbonell Tarifa emparejado con Raphinha. Los de Xavi atacaron casi siempre por esa banda y por ahí lograron centros, goles (uno injustamente anulado a Joao Félix) y el mayor peligro para finiquitar el duelo.

Y esa fue la clave, no liquidar la eliminatoria pese al gol conseguido por el siempre punzante Fermín en el minuto18’. La pelota era totalmente azulgrana pero el humilde equipo local logró regresar al vestuario con la ilusión intacta. El segundo tiempo se convirtió en algo insospechado.

2 CON MUCHO MENOS, TE COMPLICARON MÁS. El Barça pensó que todo estaba bajo control pero la realidad pasó a ser otra. El conjunto de Daniel Martínez aumentó la presión, se metió en campo blaugrana y empezó a complicar el trabajo a Oriol Romeu muy tardío en la lectura del juego.

Con ese otro escenario táctico, De Jong y Fermín perdieron metros, la defensa quedó en línea de cuatro (en el primer tiempo fue con tres centrales y el joven Héctor Fort más allá del medio campo pero por banda izquierda) y los extremos, Raphinha y Joao Félix, tuvieron que perseguir a su respectivo lateral. ‘Vida’ para el Barbastro, complicación para el Barça.

De la sensación a goleada cuando Raphinha metió el 0-2 ganando la espalda a Carbonell, pasamos a la estrechez de otro partido sacado adelante ‘picando piedra’.

Iñigo Martínez lesionado a los pocos minutos de entrar al césped, Iñaki Peña quedando demasiado hundido en portería y al 1-2 tras ejecutar un simple córner remachado por De Mesa. Quedaba media hora de partido y Xavi ya estaba pensando que a De Jong no lo podía quitar (para darle descanso) y que Lewandowski tendría que participar. Antes, Vítor Roque saltó al campo para jugar más minutos que en Las Palmas.

3 NI CON EL 1-3 CERRARON EL PARTIDO. Ayer el Barça tenía varias vías para marcar la diferencia: por fútbol colectivo, acción individual, nivel de goleadores, banquillo, diferencia aérea física y mayor oficio que el voluntarioso equipo oscense.

Jugó mejor que el Barbastro, sí, pero no puedes estar en el alambre psicológico dos veces cuando hay tantas diferencias entre amateurs y profesionales.

El Barça perdió el control, De Jong tuvo que multiplicarse y ni el claro penalti local, bien ejecutado por Lewandowski, cerró el partido. Con 1-3 y la experiencia de peloteros como Sergi Roberto y Gündogan -Xavi vio anteriormente que el encuentro no estaba rematado- el cuadro azulgrana debió destrozar el resultado.

Pero fallaron Ferran y Roque el cuarto y Fermín cometió penalti. Llegó el ajustado 2-3 obra del zurdo Serrano y a finalizar el choque pidiendo la hora.

Pase a octavos y mi conclusión: con De Jong se juega a la velocidad que necesita el equipo y los delanteros. Con Romeu, no. Era partido para golear.