Mònica Planas

La serie coreana de ficción ‘El juego del calamar’ ha inspirado varios realities donde las dinámicas competitivas entre cien participantes son la base del concurso. Uno de ellos es ‘Habilidad física: 100’, en Netflix, un concurso coreano que cada semana añade un episodio a la serie. “Es una historia autoescrita del dolor y de su resultado” dice la locución nada más empezar. Mientras, vemos en imágenes un hombre que se esculpe a sí mismo en una roca, como si naciera del interior de una piedra enorme. “¿Cuál es el físico perfecto?” se pregunta el programa, y nos muestran una sala donde están expuestos los torsos de yeso de los cien concursantes: hombres y mujeres compiten a la vez, aunque ellas son una clara minoría. El juego plantea una competición extrema de supervivencia. Hay gimnastas y deportistas profesionales, incluso uno que fue medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres, bomberos, campeones de culturismo, modelos, entrenadores, militares… Igual que en ‘El juego del calamar’, la derrota supone, en principio, la eliminación del juego, de tal modo que se van reduciendo candidatos. Antes de cada prueba, una voz lúgubre anuncia la tasa de supervivencia de la hazaña que deben realizar. Son pruebas de resistencia, de fuerza, de pelea… Las frases de reclamo fomentan el espíritu cruel y aniquilador: “Podríamos matar a alguien si nos los pidieran”, “Solo quedará uno”, “Está lleno de animales”, “Bestias contra bestias. Es muy peligroso”. Pero lo cierto es que es más la construcción de la atmósfera de agresividad que los planteamientos participativos. Hay un subtexto que, en cierto modo, conecta con ciertos aspectos sociales de la cultura coreana. Una clara cosificación de todos los concursantes, un culto al cuerpo y a la belleza muy extremo. Curiosamente, buena parte de los vencedores de cada prueba están vinculados al servicio público y organismos institucionales: militares, bomberos, reservistas de las fuerzas especiales… se intuyen, por lo tanto, efluvios de propaganda. Y, por supuesto, transmite el espíritu competitivo tan arraigado culturalmente, donde la victoria, además, está asociada al prestigio y el estatus social. Fomenta la rivalidad y la ambición. El incentivo, premios económicos que se van acumulando prueba a prueba. El problema televisivo: la dinámica es lenta y repetitiva y precisa de espectadores extremadamente fascinados por este tipo de espectáculos físicos y conductas un tanto vigoréxicas. Si no forman parte de este público, ni lo intenten porque es lo menos interesante que habrán visto en mucho tiempo.

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El espíritu del calamar

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14.03.2024

Mònica Planas

La serie coreana de ficción ‘El juego del calamar’ ha inspirado varios realities donde las dinámicas competitivas entre cien participantes son la base del concurso. Uno de ellos es ‘Habilidad física: 100’, en Netflix, un concurso coreano que cada semana añade un episodio a la serie. “Es una historia autoescrita del dolor y de su resultado” dice la locución nada más empezar. Mientras, vemos en imágenes un hombre que se esculpe a sí mismo en una roca, como si naciera del interior de una piedra enorme. “¿Cuál es el físico perfecto?” se pregunta el programa, y nos muestran una sala donde........

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