Mònica Planas

Ayer al mediodía, en el programa ‘Vamos a ver’ de Telecinco, actualizaban la información sobre el juicio a Dani Alves que iba a retomarse en ese mismo momento. A pesar de que tanto el presentador, Joaquín Prat, como los colaboradores eran conscientes de la estrategia de la defensa y de las versiones insostenibles y cambiantes de Alves, la narrativa del programa caía de nuevo en los errores típicos de la revictimización. Los titulares más llamativos que destacaban eran, precisamente, los que contradecían la versión de la víctima, especialmente el de un empleado que aseguraba que ella “sabía a lo que iba y luego se arrepintió”. Como si cambiar de opinión y decidir parar fuera una maldad de la mujer que justifica una agresión sexual. La reportera destacaba que “la imagen del día de ayer es, sin duda, la de Joana, la mujer de Alves, cogida del brazo de su suegra” y después insistía en el abrazo que se habían hecho las dos a las puertas de la audiencia de Barcelona. “Una imagen cargada de significado” aseguraban. Si la imagen estaba cargada de significado fue, básicamente, porque el programa optó por repetir ese abrazo en bucle hasta en 23 ocasiones mientras hablaban del juicio. “Unas muestras de cariño que también tuvo con el hermano del jugador” añadían. Una ráfaga de imágenes del caso a ritmo de música trepidante concluía: “Están unidos”. Y no paraban de repetir que esas imágenes estaban cargadas de significado. Como si esta supuesta y aparente unidad familiar de los Alves tuviera algún tipo de valor judicial.

El problema en este tipo de informaciones es que se acaba poniendo el acento donde en detalles intrascendentes. Los colaboradores insistían que ese abrazo tenía intenciones mediáticas para influir en el relato. Pero lo incomprensible es que, precisamente ellos también fueran a remolque de esa pantomima. Es señalar la luna y obligar a la audiencia a mirar el dedo. Es encontrar valor y significado a lo que no tiene ninguno. Es participar del teatro de la familia del agresor. Es romantizar un procedimiento construyendo un relato peliculero que, informativamente, no tiene ni rigor, ni contenido.

La excusa del alcohol

Es pronto para saber si a Dani Alves y a su defensa la excusa del consumo de alcohol y la intoxicación etílica le va a servir como atenuante en este juicio. Lo que podemos asegurar es que esta excusa ha servido para hacer un flaco favor a la sociedad, promocionando el estado de embriaguez como coartada a la hora de cometer abusos. Los mejores, los del Telediario de La1 que profundizaron con especialistas en el aspecto legal y los matices y validez de este atenuante.