Mònica Planas

Esta semana hemos visto en todas las cadenas a la atleta María Vicente llorando de rabia e impotencia después de lesionarse en el salto de altura, cuando lideraba la general del pentatlón en los Mundiales de Glasgow. Su rotura del tendón de Aquiles la dejaba sin medalla y, además, la ha obligado a decir adiós también a los Juegos Olímpicos de París. La escena de la deportista desesperada sobre la colchoneta, consciente de la gravedad de la lesión, provocaba una gran tristeza. “No puede ser, otra vez no” lamentaba tumbada y sujetándose la pierna. Se tuvo que retirar con camilla acompañada por una sentida ovación del público. Más tarde, su testimonio, con la voz entrecortada, afrontado un momento tan duro, era doloroso y conmovedor.

Hace tres años, en febrero del 2021, María Vicente también fue la protagonista que abrió muchos de los informativos deportivos de televisión. En esa ocasión fue porque a la campeona de España de pentatlón le borraron por error la marca de su salto récord de longitud a pesar de ser válido. Voló sobre los seis metros y medio. La negligencia incomprensible de los técnicos la dejó sin una medalla de oro que merecía, cuando eliminaron sus huellas de la arena precipitadamente. En esa ocasión, sucedió algo que se repite constantemente en el deporte femenino: que se convierte en noticia cuando sucede una anormalidad, un error grave, un escándalo o una injusticia. Si no, las ignoran. De haber conseguido la marca, las teles no se habrían acordado de ella ese día.

El atletismo es un deporte residual en los informativos deportivos. Aparece de manera esporádica y, en demasiadas ocasiones, más que para mostrar proezas y victorias, para explicar situaciones insólitas. Con las mujeres, esta discriminación se acentúa. Vimos las lágrimas de María Vicente hace tres años y las hemos vuelto a ver ahora. Y, como espectador, tienes la sensación que la atleta es también víctima de una injusticia mediática. Una deportista excelente y una televisión que solo se acuerda de ella en sus momentos más dolorosos. Esperemos que, algún día, los informativos nos la muestren sonriente en el podio para compensar sus lágrimas, su esfuerzo y tanta injusticia.

Deportes curiosos

Este miércoles en Antena3 volvía a adquirir categoría de noticia deportiva una información cultural. Celebraban el premio al mejor fotógrafo submarino del año a Rafael Fernández Caballero. El fotógrafo hizo un retrato espectacular de una ballena de veinte metros devorando de golpe un banco de sardinas enorme. Sin duda, las imágenes eran fascinantes, pero cuesta entender que un concurso de fotografía se considere deporte solo por vestir un traje de neopreno.