Mònica Planas

Las televisiones cada vez quieren parecerse más a las plataformas y las plataformas a las televisiones. Este domingo, Netflix ofreció su propio Slam en directo, un espectáculo internacional desde Las Vegas enfrentando a Rafa Nadal y Carlos Alcaraz. La iluminación le daba esa atmósfera nocturna de la ciudad del juego y el entretenimiento. Diseñaron un arranque digno de película de acción con la locución tenue y casi susurrada del actor Hovik Keuchkerian: “Toda historia tiene un principio y un final” anunciaba generando expectativa. Convertía el evento en algo histórico que iba más allá de un partido de tenis. Era el punto de inflexión de una nueva era. Una nueva historia que, en cierto modo, empezaba para uno y terminaba para el otro. “Dos estrellas separadas por una generación. (…) No quedan muchas oportunidades para ver a Rafa y a Carlos cara a cara…”. Lo presentaron como un partido de “leyenda contra heredero” y este era el relato subliminal de fondo. El gran show donde Carlos Alcaraz tomaba el relevo y el resultado final les sirvió para confirmarlo. Netflix tiñó su espectáculo de negro y rojo, sus colores corporativos. La pista color antracita favorecía el seguimiento del juego. Rafa Plaza, el narrador, le dio el tono grandilocuente necesario, aunque cayó en exceso en los mismos recursos narrativos. Todo era “una barbaridad”, “espectacular” y todo “rugía”: “Ruge Las Vegas”, “el público ruge”, “la pista ruge”. Los comentarios de Nicolás Pereira y Feliciano López amenizaban la jornada. Buen tono y actitud festiva, aunque Feliciano se esforzaba en ser mucho más prudente a la hora de hablar durante el juego: “Me espero a contestar a que se acabe el punto” se excusaba cada vez que le preguntaban algo. Era consciente que los protagonistas estaban en la pista y no delante de un micrófono. La fila cero de celebridades, amigos famosos y parientes contribuyó a una cierta familiaridad. Más allá de sobredimensionar la importancia del partido, construyeron un clima de recogimiento que imbuía al espectador, integrándolo en la trama que crearon, ayudados por la emoción del juego. Y al final, el espectador terminó con la sensación de haber visto una buena película.

La gran innovación

La periodista Isabel Forner estuvo impecable en las entrevistas: rápida, directa, sin titubeos y con la pregunta bien definida. Más como ella. Se convirtió en la pionera en poner a prueba una innovación mediática eficaz. Pudo llevar a cabo las entrevistas a los dos grandes protagonistas, Nadal y Alcaraz, durante el partido, sentada a su lado en el banquillo, aprovechando el cambio de pista. Insólito, muy efectivo, incrementando al espectador la sensación de proximidad al juego.

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Un partido de película

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05.03.2024

Mònica Planas

Las televisiones cada vez quieren parecerse más a las plataformas y las plataformas a las televisiones. Este domingo, Netflix ofreció su propio Slam en directo, un espectáculo internacional desde Las Vegas enfrentando a Rafa Nadal y Carlos Alcaraz. La iluminación le daba esa atmósfera nocturna de la ciudad del juego y el entretenimiento. Diseñaron un arranque digno de película de acción con la locución tenue y casi susurrada del actor Hovik Keuchkerian: “Toda historia tiene un principio y un final” anunciaba generando expectativa. Convertía el evento en algo histórico que iba más allá de un partido de tenis. Era el punto de inflexión........

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