Pitu Abril

Laporta

Estos días vuelve a circular por las redes sociales un encuentro de hace años entre Johan Cruyff y Xavi Hernández. Cruyff ya le dio consejos a Xavi sobre cómo debe actuar un entrenador ante las presiones del presidente de turno. La única manera de sobrevivir, dice el gran Johan, es enviar al presidente a “tomar puñetas”. Muchos presidentes soñaron con ser estrellas del fútbol en su juventud y seguramente ahora palían su frustración teniendo un papel intervencionista en sus equipos respectivos. Mal vamos cuando un presidente quiere hacer de entrenador. Pero sobre todo mal vamos cuando un cruyffista como Laporta no recuerda los consejos del genio holandés.

Xavi

En este encuentro entre Cruyff y Xavi el otro gran consejo hace referencia a imponer su autoridad en el vestuario. “Si un jugador te molesta porque no hace lo que le dices -apunta Cruyff -, hay que liquidarlo”. Los que vivimos la gran etapa del Dream Team recordamos algunas decisiones insólitas de Cruyff, lo que bautizamos como “cruyffadas”. Siempre llevó a cabo sus ideas, y tomó decisiones impopulares tanto si gustaban como si no a presidentes y directivos, y aunque provocasen sorpresa y algún enfado entre los aficionados. El equipo podía ganar o perder pero, equivocado o no, Cruyff nunca renunció a sus principios y nunca perdió el control del vestuario.

Leyendas

En club que siempre ha presumido de valores debe respetar a sus leyendas. Seguramente el episodio más doloroso de la presidencia de Núñez fue el despido de Johan Cruyff con sillas voladoras incluidas. Ahora, la presidencia de Laporta está a punto del ‘hat-trick’ tras haberse cargado ya a dos leyendas. No quiso, o no supo, retener al mejor de la historia. Lo de Leo Messi, promesa electoral, debía solucionarse con un asado. Aceptó a Koeman aunque formara parte de ‘la herencia’ pero no tuvo inconveniente en humillar al héroe de Wembley. Y a nadie escapa que Xavi está en la cuerda floja pese a que no se me ocurre un entrenador mejor para este Barça irregular.