Santi Nolla

El Barça volvió a Europa en el mejor escenario, ante el mejor rival. El equipo de Xavi voló en París ante un PSG que presentó en los primeros minutos de cada parte su mejor cara, pero salvado el acoso inicial, los blaugrana supieron imponerse como bloque, con un Raphinha sensacional, una defensa sólida y esa mezcla casi perfecta de veteranos que saben su oficio y jóvenes desacomplejados. La previa del partido tenía un protagonista: Mbappé. La clave para unos era cómo sujetarlo y para otros poder presenciar su explosión en lo que desde Madrid se llegó a denominar el primer Clásico de Kylian. El gran delantero francés fue anulado por un sistema bien ideado que se iniciaba en Lamine, pasaba por Koundé y concluía en Araujo y con unos excelentes Cancelo y Cubarsí.

El papel de los veteranos fue básico en un mediocampo con Sergi Roberto, Gündogan y De Jong, que no se dejaron impresionar por el buen inicio de los franceses. Lewandowski fue muy eficaz en una labor más sorda sin que ninguno de los dos centrales lograra anularlo. Pero fue Raphinha quien levantó al Barça en los momentos más decisivos. Nunca se rindió, dio la cara y anuló las ventajas psicológicas de los franceses cuando marcaron sus goles. Dembélé fue más peligroso que Mbappé, pero también cuando entró Pedri dio un pase sensacional en el primer balón que tocó tras pisar el césped.

La dinámica del Barça es otra, es ganadora. Y en Europa, también. Xavi le ganó la partida a Luis Enrique en el primer envite. Los franceses jugaron a ser ADN Barça con la posesión y los blaugrana recordaron al Barça de Luis Enrique del 2015, que tenía otras herramientas (como el contragolpe o el fútbol más directo) para sacar adelante un duelo en el que había barcelonistas que confiaban poco. Pero este Barça vuela desde el anuncio del entrenador de que se iba a final de temporada. Y en el primer envite muy potente en la Champions ha salido airoso, con un resultado impresionante en París, en un terreno de juego en el que era muy difícil ganar. Fue un orgullo para el barcelonismo, pero el trabajo está a medias. Falta completarlo con humildad y sin euforias dentro de una semana.