Santi Nolla

El regreso de Ricky Rubio es una buena noticia para el Barça, para el jugador y para el baloncesto. La presentación como jugador blaugrana mejora la plantilla que dirige Grimau y aporta talento a un equipo que va hacia arriba pero necesita a veces frenar la irregularidad. Ricky es un seguro, una garantía de excelente basket y un reclamo estupendo para la gente que disfrutará con su conducción.

El nuevo jugador azulgrana es un ejemplo de superación, como apuntó el presidente Laporta. Ricky debutó con el primer equipo de la Penya a los 14 años y ha estado vinculado a la elite del baloncesto hasta muy poco. En su día decidió frenar, poner fin a una vida de excesiva presión y poca familia. Abandonó la NBA y volvió a su casa. Ahora trata de orientar su vida a combinar el baloncesto con su familia, algo que le ha sido muy difícil llevar a cabo en las exitosas temporadas en las que dominaba en las canchas. Ricky puso sobre la mesa, sin tapujos, la importancia de las enfermedades mentales en el deporte y la necesidad de saber decir no cuando es necesario. La depresión llega sin avisar y la vida se complica y se deben hacer cosas diferentes para que no pase siempre lo mismo. Rubio ya dijo en su momento que su idea era volver a casa y después jugar cerca.

Su opción era el Barça, siempre ha sido el Barça. En sus partidos con la selección española ha dejado claro que no se le ha olvidado lo que es el mejor baloncesto. No debe ir con prisa, pero va a ser un refuerzo real para el FC Barcelona en una temporada exigente tras la marcha de Mirotic. Es posible que juegue el viernes o no. Ricky sabe que el éxito de sus próximos pasos es saber combinar sin obsesiones lo que le depara la vida. En eso está. Y en eso hay que ayudarle. El deporte de elite es duro, generoso con los practicantes, muchos privilegiados, pero exigente. Necesita un contrapeso suficientemente potente para no ser engullido por la presión y la pasión. Es una nueva etapa en su carrera profesional y en su vida. Cerca de casa, con los suyos, bien arropado y con todavía ganas de disfrutar en las canchas de baloncesto. También hay vida lejos de la NBA y es inteligente.