Santi Nolla

El Barça no falló en el Metropolitano. Se colocó segundo superando al Girona y mantuvo el tono de fiabilidad que ha mostrado en los últimos partidos. El resultado fue muy contundente. Excesivo para la media hora que ejecutó el equipo de Simeone, pero más justo cuando los colchoneros bajaron la presión y comenzaron a notar en sus piernas el esfuerzo ante el Inter. En los primeros 30 minutos la presión adelantada del Atlético incomodó mucho a un Barça que no pudo desarrollar su juego. Pero el gol de un buen Joao Félix en el minuto 40 acabó por marcar el encuentro. Los rojiblancos lo habían intentado todo de inicio, pero el gol lo anotó el Barça. Y, el de Lewy, al inicio de la segunda parte acabó por decidir el partido.

Ni Cancelo ni Christensen pudieron entrar en el once inicial y Xavi dio entrada a Fort y a Fermín, ambos excelentes. El Barça, que en los últimos tiempos ha sido elogiado por la actitud y el desempeño de los jóvenes, logró en el Metropolitano la mezcla perfecta de los chavales con los jugadores más veteranos. El partidazo de Gündogan o Lewandowski se alineó con el buen trabajo de Cubarsí, Sergi Roberto, la mano salvadora de Ter Stegen o el correteo de Raphinha. El Barça está notando ahora los mejores niveles de sus jugadores, cuando al principio de temporada faltaba la mejor versión de muchos de ellos.

Las buenas actuaciones en Champions han otorgado una gran dosis de confianza a los blaugrana que al principio de año se quedaron lejos de la Liga, fuera de la Copa y con la Supercopa perdida. Pero desde el adiós anunciado de Xavi el equipo ha mejorado. El técnico puede sacar pecho por eso, porque dijo que de esta forma rebajaba la presión de los futbolistas. Es difícil conocer con rigor la afectación real, pero la coincidencia es evidente. Los jóvenes se rebelaron y salieron al rescate, pero también los más veteranos están dando la cara. Xavi está contento, aunque fuera expulsado por sus protestas, muy notorias, pero no excesivamente diferentes de las de otros entrenadores que no ven tanta sanción. Simeone se lo jugó todo a la primera media hora, pero la calidad del Barça llegó en momentos puntuales y cruciales.