Santi Nolla

El Barça no tira la toalla. Esa es una de las máximas del presidente Laporta que no está tri-tranquilo como cuando el club blaugrana conquistó el triplete, pero está en fase estar bi-tranquilo, ya que cree que el equipo es capaz de competir al máximo en la Liga y la Champions. El presidente del Barça lamenta que haya gente que se bajara del carro en enero, cuando estaban abiertas las dos grandes competiciones. La Copa de Europa piensa que no es una fantasía y que permite soñar. Su discurso sigue vinculado a la ilusión, que es el principal eje de comunicación que ha sostenido desde las elecciones que le llevaron a ser elegido de forma convincente.

Laporta no conjuga el verbo rendirse. Es muy optimista en todas sus previsiones en torno al Barça y busca que se cumpla lo que desea. Confía en Xavi, está convencido de que hay una gran plantilla y que hay camino en las dos grandes competiciones. Piensa que las cuestiones arbitrales y las lesiones han mermado las verdaderas posibilidades de una plantilla bien confeccionada y que en la recta final, pase lo que pase en el marcador, se va a competir. El presidente alimenta un sueño que no está tan lejos actualmente de la realidad barcelonista. La mayoría de culés cree que si se pasa al PSG, llegar a la final es factible. El equipo necesita un nivel de confianza y apoyo fuerte en este momento. Los futbolistas quieren notar el aliento y los últimos resultados están dando la razón a Xavi.

El presidente no quiere preparar un Barça sin Xavi hasta que se acabe este recorrido. Anida, en su fuero interno, que el entrenador blaugrana quiera quedarse. La lista de técnicos posibles se va reduciendo y las sensaciones de este equipo son mucho mejores que las de principio de año. Se han colocado segundos en LaLiga, entre los ocho mejores de Europa y con posibilidades abiertas de seguir en el camino. Sabe perfectamente cuáles son los rivales y no envidia al Madrid con Mbappé. Laporta confía en Deco y en un equipo equilibrado y quiere ir a tope con lo que queda de temporada, sin tirar nada, mirando de competir al máximo y esperándolo todo, alejando catastrofismo y negativismo.