Santi Nolla

Ningún equipo de la Champions tiene a dos titulares menores de edad y, además, son clave. El Barça es el único club que ha alineado a tres jugadores por debajo de los 18 años en esta Champions: Lamine (16), Cubarsí (17) y Hèctor Fort (17). Ante el Nápoles, el extremo y el central fueron de los mejores del partido. El defensa fue elegido por la UEFA como MVP. Todo eso responde al indudable éxito de La Masia, al trabajo bien hecho en el fútbol base desde hace mucho tiempo y a la vocación barcelonista de armar sus grandes equipos con bloques fuertes de futbolistas de la cantera. Aparte de los dos ‘golden boys’ otro de los jugadores que brillaron en Montjuïc frente al Nápoles fue Fermín (20 años) Tres representantes de los jóvenes que conviven en Catalunya: Cubarsí, con prácticamente ocho apellidos catalanes; Lamine Yamal, hijo de padre marroquí y madre ecuato-guineana y Fermín, nacido en El Campillo (Huelva) y que llegó al infantil del FC Barcelona en la temporada 2016-17. El Barça también actúa como espejo de integración y convivencia.

La plantilla blaugrana es la más joven de los ocho equipos clasificados para los octavos (ayer lo hizo el Inter frente al Atlético) Con una media de 24,9 años, lo que indica dos cuestiones: una, valentía y eso hay que achacárselo a Xavi, que ha confiado en ellos y los ha mantenido y han dado el salto con él. Y otra, futuro: el Barça tiene entre sus manos una generación de jóvenes con talento para consolidar un equipo potente. Para poder darles la alternativa es necesario que estuvieran en el club y llegaron en la época de Amor y de Roura y Altimira y han aparecido ahora prácticamente sin haber jugado con el Barça Atlètic, como en su día pasó con Ansu, que no actuó en ninguno (Gavi solo jugó tres). Han roto ese tópico de que la experiencia es básica para poder competir en Europa. Lo importante es el equilibrio.

El Atlético cerró el eurocírculo y habrá tres equipos de LaLiga en cuartos de Champions, por dos de Premier y dos de Bundesliga. Los del Cholo nunca perdieron la fe pese a encajar el 0-1 en el 33’ y acabaron forzando la prórroga en el 87’, empujados por un rugiente Metropolitano que dio alas a los jugadores colchoneros, que sentenciaron en la tanda de penaltis. Una noche mágica para el imaginario rojiblanco.