¿Ignorancia, desinterés, pereza, comunicación deficiente? Los planes urbanísticos municipales –lentos en su complicado y largo proceso administrativo– tardan en penetrar en la conciencia ciudadana. En quienes tienen la ciudad en la cabeza, menos. En la mayoría social, mucho. Oye campanas, pero la dilación en el tiempo apaga los ecos de la advertencia. El alboroto de los discrepantes llega en el tramo final del expediente, cuando todo está muy avanzado. Los obligados plazos de exposición pública y los encuentros de cercanía logran resultados escasos. Se implican profesionales interesados y los cuatro incombustibles de cada barrio. Así, el aparcamiento subterráneo de la plaza de la Cruz –estudiado empecinamiento de la alcaldesa Ibarrola– o la reforma de la plaza de Merindades, ya figuraban en el Plan Especial de Actuación Urbana del II Ensanche (“Flojo y con lagunas y falta de ambición”, para el Colegio de Arquitectos). Incluye cuatro subterráneos más para guardar coches (4.400 plazas en total), la mejora de la conexión con Lezkairu o la reducción del tráfico en la Baja Navarra. Nada, pues, cosecha de la nueva titular de la Alcaldía. Tampoco el corredor sostenible (itinerario peatonal y ciclista) entre Pamplona y Burlada por Beloso. Un proyecto de este mismo año, apretado por el plazo de adjudicación en su financiación europea. Convenio a tres: Gobierno de Navarra y Ayuntamientos implicados. Ibarrola desdijo a Maya para luego desdecirse a sí misma. Como si los cambios de opinión aportaran más fotos a su colección. Ni Pedro Sánchez muda tanto. Que ya es decir. El voladizo previsto en Beloso sobre el actual desnivel, para habilitar 3,60 m. de acera y 2,70 de carril bici con la debida separación, hace volar millones europeos en una obra de dudosa sensatez. La Administración tiene que acercar mejor sus proyectos a la ciudadanía. Implicarla. Utilizar el penetrante acceso por redes. Fórmulas nuevas. Como un TikTok de la alcaldesa.