Auxilio!, gritó el joven aprendiz, “¡auxilio mago!” e instantes después, el mago respondió a Daniel: “Antes que aprender magia y hechicería tienes que aprender a cumplir con las responsabilidades que se te encomiendan”. Esta narración se le ocurrió, nada más y nada menos que, en su Aprendiz de brujo, al gran escritor alemán, Johann W. Goethe. Y viene al caso del comportamiento naif e irresponsable que la Unión Europea viene teniendo en los últimos conflictos bélicos que nos asolan, a saber, Ucrania y Gaza.

El proyecto común nació de las ruinas de una Europa destrozada por las terribles guerras mundiales provocadas por nosotros en el siglo XX. Y lo hizo con el objetivo de garantizar la paz basada en los principios y valores de libertad, democracia y respeto de los derechos humanos. Ese es su sentido de existencia único y su seña de identidad. Vio la luz en un mundo polarizado entre EE.UU. y la URSS, como lo está hoy entre EE.UU. y China, el sustituto como antagonista actual de Washington. Sin embargo, la Europa unida no se creó con la pretensión de convertirse en una pieza en el tablero de los poderes e intereses geopolíticos mundiales, como pareciera ahora pretender alguno de los responsables de las Instituciones Europeas o de los gobiernos de las potencias de los 27.

Sacudidos por la necesidad de “ser alguien” en medio de los conflictos que vienen sucediéndose, se ha colado en la agenda europea la “obligación” de la ampliación de la Unión Europea a 30 o incluso a 35 miembros. Los Balcanes Occidentales y los países que se dicen “amenazados por el expansionismo ruso”, Ucrania, Moldavia y hasta Georgia, también son llamados a pertenecer al privilegiado club europeo. Pero lo grave es que la justificación que se da es tan simplona, como que si no les integramos en la UE caerán en las garras de Moscú o en el perverso influjo económico de China. Es decir, puro juego geopolítico de piezas para dominar el tablero internacional, tactismo barato sin tener en cuenta los derechos y libertades de las personas. Convendría ante este estado de cosas, repensar nuestro papel en el mundo. Para ello tal vez sea necesario volver a los orígenes de porqué y para qué nos hemos ido uniendo y, por supuesto, aprender de los errores cometidos estos ya casi setenta años de andadura común. Los europeos debemos hacernos fuertes en torno a nuestros principios.

No podemos tener diversas varas de medir cuando exigimos el cumplimiento de esos valores en el mundo. La hipocresía lleva a la incoherencia y a no ser vistos ni respetados por las otras potencias, ni por los países afectados por las crisis violentas o de hambruna, como el ejemplo que decimos representar. No se puede ser contundente con la agresión rusa en Ucrania y mirar para otro lado cuando Israel viola los más mínimos límites de humanidad con el pueblo palestino, en lo que representa una reacción injustificada y desproporcionada al ataque terrorista de Hamás. Tenemos que seguir por la senda de la ayuda económica a quien la necesita en el mundo, por la apuesta por las vías diplomáticas hasta la extenuación para la resolución de los conflictos y por la imposición de severas sanciones a todo aquel régimen político que viola los derechos humanos. Pero digo a todos, no solo a aquellos que no interfieren en los intereses de alguno de nuestros Estados miembros. De no ser así, nos convertiremos en el cuñado insoportable de las cenas de Navidad.

QOSHE - La UE juega a aprendiz de brujo en la geopolítica - Jesús González Mateos
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La UE juega a aprendiz de brujo en la geopolítica

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25.11.2023

Auxilio!, gritó el joven aprendiz, “¡auxilio mago!” e instantes después, el mago respondió a Daniel: “Antes que aprender magia y hechicería tienes que aprender a cumplir con las responsabilidades que se te encomiendan”. Esta narración se le ocurrió, nada más y nada menos que, en su Aprendiz de brujo, al gran escritor alemán, Johann W. Goethe. Y viene al caso del comportamiento naif e irresponsable que la Unión Europea viene teniendo en los últimos conflictos bélicos que nos asolan, a saber, Ucrania y Gaza.

El proyecto común nació de las ruinas de una Europa destrozada por las terribles guerras mundiales provocadas por nosotros en el siglo XX. Y lo hizo con el objetivo de garantizar la paz basada en los principios y valores de libertad, democracia y respeto de los derechos humanos. Ese es su sentido de existencia único y su........

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