Yanomami. Roraima. Yawanawá. Ashaninka. Awá Guajá. Ronaldo Almeida André Macuxi. María Delaine Alfonso da Silva. Suruwaha. Brasil es musical hasta en los nombres que habitan, configuran y concretan en personas y territorios la Amazonia. Esta selva tan madre compartida con otros siete países sudamericanos ocupa medio Brasil. Me fascina desde que a los 17 años la elegí para contar en un trabajo del instituto las amenazas que la cercaban ya antes del cambio climático. La campaña de concienciación de Sting, seducido por el buen salvaje, las causas medioambientalistas y, quizá, la posibilidad de vender más discos, funcionó en mi caso. Los años han pasado y muchas cosas han cambiado pero el economista reconvertido en fotógrafo con vocación social que es Sebastião Salgado no ha dejado de fotografiar la mitad más verde y exuberante de su país. Desde el aire, desde la tierra, desde el agua. Esta semana en Madrid me he sumergido en una exposición que recoge este colosal trabajo. Las imágenes son pura belleza, la fuerza incontestable de la naturaleza, la lluvia, las tormentas. En ellas he descubierto los ríos voladores, unas formaciones nubosas que transportan mucha más agua que el propio Amazonas. Cada día por su cauce fluyen 17.000 millones de toneladas camino del Atlántico. A través de los ríos voladores viajan 3.000 millones de toneladas más que se han elevado de la selva a la atmósfera en forma de vapor. Las raíces de cada árbol grande absorben a 60 metros de profundidad el agua de la tierra para después liberarla al aire. Hasta 1.000 litros al día. Me parece increíble. Pero la Amazonia también alimenta la vida humana. Y Salgado también la fotografía. Él y su equipo cuelgan una tela de 6x9 m. sujeta por ramas y cuerdas bajo los árboles convirtiéndola en estudio. Portátil. Itinerante. Y poco amenazador. Cuando los indígenas de cada región vuelven a casa tras jornadas de pesca y caza él les espera allí sentado y les propone posar. Quien quiere se viste. Cuenta Salgado que allí vestirse es pintarse el cuerpo con tintas vegetales, colocarse uno de esos tocados de plumas que parecen animales con vida propia y sostener un mono. O una lanza. Verles mirar a cámara resitúa nuestra definición de elegancia y de dignidad. La que imprimen a la preservación de una Amazonia que no sólo les cuida a ellos.

QOSHE - Amazonia - Maite Esparza
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Amazonia

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03.11.2023

Yanomami. Roraima. Yawanawá. Ashaninka. Awá Guajá. Ronaldo Almeida André Macuxi. María Delaine Alfonso da Silva. Suruwaha. Brasil es musical hasta en los nombres que habitan, configuran y concretan en personas y territorios la Amazonia. Esta selva tan madre compartida con otros siete países sudamericanos ocupa medio Brasil. Me fascina desde que a los 17 años la elegí para contar en un trabajo del instituto las amenazas que la cercaban ya antes del cambio climático. La campaña de concienciación de Sting, seducido por el buen salvaje, las causas medioambientalistas y, quizá,........

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