¿Y si no te hubieras marchado cuando algo estaba comenzando? ¿Y si hubieras dado la oportunidad a aquella persona con la que compartías tanto? ¿Y si te reencuentras con el amor de tu infancia? A esta última pregunta responde de una de las tres maneras posibles Vidas pasadas. La secuencia final en la que desemboca y donde se condensa todo es una pequeña joya. Se desmarca de lo previsible y lo esperable y a lo largo de todos los segundos que dura te aprieta el corazón. Te atraviesa la emoción contenida en la posición de un cuerpo respecto al otro, en el modo en que una mano se aferra al asa de una maleta, en un balanceo mínimo, en cómo se miran los dos protagonistas. Son ese tipo de segundos que detienen el tiempo. Sin concretar nada más para evitar estropearla a quien quiera verla, sólo diré que en su ópera prima la directora y guionista coreano-canadiense Cecile Song abre la puerta del ¿y si…? Una puerta sugerente que en ocasiones nos gusta jugar a abrir y que en la vida real puede resultar peligrosa, o sólo tramposa, por la nostalgia que nos envuelve nada más cruzar el umbral, por la idealización inevitable que conlleva completar los puntos suspensivos de lo no ocurrido con lo que imaginamos que podía haber sido y de la manera en que lo imaginamos, brillante, pura, antes de mancharse de lo rutinario y hacerse auténtica.

Puede que atravesar el umbral no funcione, que nos encontremos ya muy lejos de la persona que fuimos y que enamoró a la otra parte. Puede que sí funcione. Hay segundas oportunidades que reinician a partir de donde todo se detuvo por una decisión pero traído a hoy. Y entonces los puntos suspensivos se rellenan de lo que somos ahora, no de lo que nuestra imaginación construye a partir de lo que fuimos. Cenas en lugares con iluminación indirecta, conversaciones sin hablar ante el mar, lavarse los dientes juntos frente al espejo, recoger del suelo la ropa interior. Puede que no atravesemos el umbral porque intuimos que no funcionaría. Gracias, Cecile Song, por este ejercicio de reflexión íntima y vital. Precioso.