Siempre que va a finalizar el año, la gente suspira y dice con nostalgia: “¡Qué rápido ha pasado el tiempo y no hemos hecho nada!”. Esa frase no es sino una forma desenfadada de justificar el postergar las cosas y auto consolarse por ello.

Y así nos va en las deudas por pagar, las citas médicas, los cursos que queríamos hacer, el propósito de bajar de peso… Una a una se desmoronan nuestras propuestas del brindis de año nuevo. ¿Les parece poco? Pues bajo esa lógica, en el 2023 no se pudo realizar el Censo de Población y Vivienda que estaba -dizque- programado años antes y generó una serie de conflictos nacionales. Tampoco se realizaron las elecciones para jueces y magistrados de los altos tribunales de Justicia y ahora, una vez autonombrados los “honorables”, estamos frente al debate de si sus decisiones van a valer o serán nulas.

Tampoco hubo tiempo para una auténtica reforma judicial que pueda atender de manera justa, correcta y coherente asuntos que hacen peregrinar a cientos de personas por los oscuros pasillos de una justicia torcida y corrupta. No hubo tiempo para trabajar de forma real atendiendo feminicidios, infanticidios, violaciones y otros males que atingen a quienes todos los días con angustia escuchan el inmisericorde tictac del reloj que marca el tiempo, tiempo que en verdad parece reírse y pasar volando. Y ni hablar de lo “nada” que se hizo en materia de salud o educación. Es, realmente, para echarse a llorar.

¡Reaccionemos! No se puede echar la culpa al tiempo que “vuela”. Démonos cuenta que otros capitalizan esa sensación de que el tiempo “pasa volando” y de que el lamento anual de no “pudimos hacer nada” se vaya naturalizando.

En este punto, me viene a la mente un famoso libro hebreo, el “Qohelet”. En medio de sus reflexiones, el autor señala que hay tiempo para todo, desde el nacer como punto de partida hasta el morir como meta. En el intermedio hay muchas tareas que tienen su tiempo y que se deben realizar. Lo interesante es que para el pensamiento hebreo lo que venga, bueno o malo, en lo que se llama “futuro” depende del tiempo porque este es inseparable de la existencia humana y hay que asumir la responsabilidad de cómo se lo emplea y no justificar nuestra irresponsabilidad pensando que este “vuela”.

UN POCO DE SAL

VIRGINIA QUEZADA VALDA

Socióloga, teóloga y biblista

[email protected]

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Tiempo para todo

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19.01.2024

Siempre que va a finalizar el año, la gente suspira y dice con nostalgia: “¡Qué rápido ha pasado el tiempo y no hemos hecho nada!”. Esa frase no es sino una forma desenfadada de justificar el postergar las cosas y auto consolarse por ello.

Y así nos va en las deudas por pagar, las citas médicas, los cursos que queríamos hacer, el propósito de bajar de peso… Una a una se desmoronan nuestras propuestas del brindis de año nuevo. ¿Les parece poco? Pues bajo esa lógica, en el 2023 no se pudo realizar el Censo de Población y Vivienda que estaba -dizque- programado años antes y generó una........

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