Por más que el Gobierno se esfuerce por imponer el discurso de que todo va bien: que no hay inflación, que sobran dólares, que no hay desabastecimiento de combustible, que estamos saliendo adelante; lo cierto es que la realidad perceptible por el ciudadano es otra. Hay mayor desempleo, los precios suben, conseguir dólares es una odisea, las tasas de transferencia se dispararon y las filas en las gasolineras simplemente nos dejan sin aliento.
En medio de la narrativa autoimpuesta, con mucho disimulo pero poco tacto, se intentan tomar medidas que exponen que no todo va bien. Ese es el caso de las resoluciones que salieron en días pasados para promover que los bancos y las casas de giros entreguen las remesas en la moneda recibida o el reciente ajuste a las tasas para transferencias al exterior. Ambas medidas no resuelven per se el problema y requieren de vigilancia constante para su cumplimiento.
Otra disposición anunciada es que ya no se cargará combustible a vehículos con placas clonadas para “normalizar” la provisión de carburantes.
Este anuncio es vergonzoso. Por una parte, admite que el gobierno ha estado permitiendo el abastecimiento regular de estos autos chutos en los surtidores y, por otro, que, teniendo los medios para identificarlos y confiscarlos, se ha hecho de la vista gorda durante todo este tiempo. La cereza del pastel es que ahora, que la subvención a los combustibles se torna insostenible y tan solo por esa razón, ha determinado dejar de abastecerles. Es como si supieran que alguien compra combustible para procesar cocaína, pero no hicieran nada mientras haya suficiente; pero en el momento que escasea recién se asumen acciones; pero no porque producir cocaína sea una actividad ilícita (como el contrabando), sino porque el insumo empleado es escaso. ¿Qué les parece?
En síntesis, estas grandilocuentes decisiones solo muestran que a las autoridades les falta capacidad de comprensión del problema en su causalidad o que les falta la voluntad política y las agallas para tomar las decisiones que se deben tomar. En el caso de los chutos, toca enfrentar a los chuteros, no permitir más legalizaciones y darle guerra a ese mal en el país, aunque eso les cueste perder a sus aliados.
ABAJO Y A LA IZQUIERDA
CECILIA CHACÓN R.
Feminista y exconcejala por la ciudad de La Paz
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