Sus hermosos ojos contemplan el horizonte y dicen: "Aquí, el silencio es muy diferente". Y sí, tienen razón. Agudizamos el oído y ese silencio, el del Salar de Uyuni es muy distinto a cualquier otro. Al de los socavones del Cerro Rico de Potosí, al de las calles silenciosas cuando amanece en Sucre; y ninguno de ellos se asemeja al de los ríos del Madidi. Darse cuenta de esas diferencias nos permite entender que no existe solo un tipo de silencio, sino una amplia variedad de ellos.

El silencio de una noche repleta de estrellas no es el mismo que el de un amanecer nublado. Tampoco es igual al silencio de una despedida fugaz, lleno de palabras no dichas en diferentes idiomas, ni al de un abrazo que, sin pronunciar una sola palabra, comunica tanto.

Nos cuesta estar en silencio, aceptarlo y respetarlo. También nos resulta difícil comprender y respetar la decisión de otros de permanecer callados. Me refiero al silencio que elegimos y meditamos como una decisión personal, y no como una imposición, lo cual constituye otro tema.

La singularidad del silencio se asemeja a la de los infinitos. Parecería que los absolutos definitivos, monolíticos y singulares son insostenibles frente a la evidencia de nuestros entornos y sus realidades.

Nuestra frenética rutina diaria nos lleva a aceptar de manera simplista el dominio de lo monocromático, y nos impulsa a cerrar los ojos ante la diversidad de los arcoíris. Reconocer que el rojo puede ser más bien rosado, que el verde puede desvanecerse de amarillo a blanco, y que un violeta puede nacer siendo azul, nos enseña que detrás de las primeras impresiones hay mucho más.

El silencio habla, resuena y grita de múltiples maneras, y solo una atención sostenida puede distinguirlas y entenderlas. Tomarse el tiempo y la oportunidad para percibir los silencios y tratar de entenderlos es un ejercicio al que deberíamos dedicarle tiempo, energía y esfuerzo. Este ejercicio nos ayudará a ser menos rígidos y más flexibles para distinguir los matices del silencio.

Darse la oportunidad de percibir los silencios y abrir la mente a la idea de que no existe un único infinito, sino múltiples, es la tarea para no perder un mundo, o quién sabe, muchos mundos, que yacen en cada silencio.

SERENDIPIA

DINO PALACIOS

Ciudadano

[email protected]

QOSHE - En los silencios - Dino Palacios
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

En los silencios

15 0
14.04.2024

Sus hermosos ojos contemplan el horizonte y dicen: "Aquí, el silencio es muy diferente". Y sí, tienen razón. Agudizamos el oído y ese silencio, el del Salar de Uyuni es muy distinto a cualquier otro. Al de los socavones del Cerro Rico de Potosí, al de las calles silenciosas cuando amanece en Sucre; y ninguno de ellos se asemeja al de los ríos del Madidi. Darse cuenta de esas diferencias nos permite entender que no existe solo un tipo de silencio, sino una amplia variedad de ellos.

El silencio de una noche repleta de estrellas no es el mismo que el de un amanecer nublado. Tampoco........

© Opinión


Get it on Google Play