Bolivia y Chile acordaron, mediante la suscripción de un acuerdo, abrir los pasos fronterizos de Pisiga y Tambo Quemado de manera “irrestricta”, durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, con el fin de fortalecer el comercio exterior y el turismo.

Por las fronteras que el país comparte con la nación vecina se mueven millones de toneladas de mercadería, además de que transitan miles de turistas que viajan para visitar tanto Bolivia como Chile y conocer lugares turísticos.

Uno de los beneficios más importantes de estas dos actividades es el económico, porque el comercio y el turismo mueven cada año millones de dólares que fortalecen la economía de Bolivia y Chile, especialmente para los habitantes que viven en las zonas fronterizas.

La apertura de las fronteras entre Bolivia y Chile, durante los 365 días del año, se replicará, seguramente, también en los puertos que tiene el país trasandino, por donde ingresa y sale la mayor parte de la carga boliviana, con el fin de facilitar las exportaciones de los empresarios bolivianos y la importación de artículos de diferente índole.

Según información de la Aduana Nacional, por los puntos fronterizos de Pisiga y Tambo Quemado transita por lo menos el 45% de todos los camiones con cargas de exportación e importación bolivianas, hacia los diferentes puertos, lo que implica el movimiento de millones de dólares para las economías de Chile y Bolivia.

En gestiones pasadas hubo reclamos por parte de exportadores e importadores bolivianos sobre la excesiva burocracia que debían soportar en las fronteras y en los puertos chilenos, pese a que Bolivia goza de un trato preferencial para estas actividades, de acuerdo a protocolos suscritos entre estos dos países, como el Tratado de Paz y Amistad firmado en 1904.

La apertura de las fronteras, de manera “irrestricta”, es importante también para el tránsito de personas, porque es una forma efectiva de potenciar el turismo, en ambos sentidos, que deja réditos económicos a Bolivia y Chile, tomando en cuenta que esta zona es lugar de paso para turistas que llegan de países de otras latitudes del mundo.

Se entiende que cada uno de los países (Bolivia y Chile) debe mantener sus protocolos para garantizar la seguridad en sus fronteras, pero el objetivo es que los mismos no entorpezcan el paso de mercadería o personas, porque no se puede tener a la gente esperando mucho tiempo y menos darles un trato displicente o degradante.

Si se agilizan los procesos de ingreso de mercadería y de personas, se logrará que la economía se fortalezca, pero para eso los gobiernos de Chile y Bolivia tendrán que destinar a funcionarios bien preparados, que puedan facilitar la solución de dificultades emergentes para beneficio de ambos países.