No obstante que el Gobierno reitera que la venta de dólares se está regularizando, en los hechos se sigue sintiendo la escasez de esta divisa extranjera, además de que su precio continúa en alza hasta casi alcanzar los 8 bolivianos, muy por encima del cambio oficial que es 6.96.

La escasez del dólar, y por ende el agio y la especulación, empezó a sentirse en marzo de 2023. Para resolver este inconveniente, el Banco Central de Bolivia abrió la venta directa de esta moneda extranjera a quienes la requerían, pero la medida no logró su cometido. Las personas que necesitaban con urgencia esta divisa recurrieron al mercado informal y pagaron precios elevados, por necesidad.

En el mes de marzo del año pasado, la Policía aprehendió a varios librecambistas que vendían el dólar a precios mayores al establecido, pero actualmente todas las casas de cambio y los librecambistas cambian esta divisa por encima de los 7.40 bolivianos y ninguna autoridad toma cartas en el asunto para frenar este ilícito.

Una causa que ahondó aún más la falta de dólares es el déficit comercial en Bolivia que, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), fue de 700 millones de dólares la gestión pasada. Esto equivale a decir que el país importó un valor mayor al de las exportaciones.

En los últimos días, el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, afirmó, en una entrevista por Unitel, que las exportaciones cayeron en al menos 2.800 millones de dólares en 2023 con relación a una gestión anterior (2022). Es decir, ingresaron menos dólares al país y salieron muchos más, situación que agrava aún más la escasez de esta moneda y que es aprovechada por quienes cometen agio y especulación.

La primera medida que debería asumir el Gobierno (coyuntural) es la de reforzar los controles y “obligar” a las casas de cambio y librecambistas a cumplir lo que señala el cambio oficial. A los infractores se les tendrá que aplicar las multas fijadas e iniciar los procesos penales para encarcelarlos porque están provocando un descalabro en la economía del país.

La segunda medida, a largo plazo, es trabajar para incrementar el volumen de las exportaciones y, por ende, los montos que ingresan al país, en dólares, divisas que servirán no solo para importar combustibles, sino para que esta moneda esté disponible en el mercado para todos los que necesiten.

Si se logra mejorar las exportaciones, el precio del dólar se estabilizará y se venderá tal como se encuentra establecido oficialmente.

Y la población debe estar consciente de comprar dólares solo si los necesita, porque así se evita generar una sobredemanda de esta moneda y que gente inescrupulosa aproveche para especular con el bolsillo esmirriado de las familias.