Una de las características del gobierno masista, en las administraciones de Evo y de Lucho, es que ha estado regido por un cinismo grosero que no solo lastima a la sociedad, sino que daña a la democracia, aquella que ambos dicen defender. Ahora que los dos se han atrincherado en corrientes antagónicas, no hacen otra cosa que tener a menos el orden y el Estado de derecho.

Si Evo fue el campeón del desprecio al cumplimiento de la Constitución, el actual presidente no se queda al margen porque fue su cómplice en todas las violaciones a la Constitución y más todavía, porque es coautor del hundimiento de nuestra economía y del despilfarro de los recursos que, como nunca, nuestro país recibió por el auge de las materias primas. Uno fue el derrochador y el otro el “cajero” de dineros que no eran suyos.

El cinismo no tiene límites, Evo “ahora” reclama una justicia independiente y Lucho no viabiliza la renovación del Poder Judicial. Uno utilizó esa justicia para prolongar su poder y eternizarse en el gobierno. El otro defiende el inconstitucional prorroguismo de los magistrados para “aplicar su justicia” y, entre otros, eliminar a Evo y Camacho del escenario político. Los bloqueos impuestos por Evo perjudican al país solo porque quiere volver al poder, no importa si es a costo y perjuicio de productores, exportadores, importadores, comerciantes, transportistas, entre otros; por su parte, Lucho y su gobierno no han podido restablecer el derecho al libre tránsito mostrando debilidad para proteger y defender a sus conciudadanos.

Aquí ya no hay “modelo” masista, si es que alguna vez lo hubo; la mentada revolución democrática y cultural no existe, ni hablar de un Estado Plurinacional. La lucha por el poder de este binomio culpable de la crisis que azota a Bolivia, solo demuestra la estatura política y la pobreza moral de Morales y Arce, no tienen ni la más pálida idea del perjuicio que le imponen a Bolivia.

Evo ha elegido a Lucho como su enemigo principal y es el contrincante a derrumbar a cualquier precio, por eso lo bloquea y bloquea al país, pone en jaque al sistema político perjudicando aún más la economía. El actual presidente debe definir qué hace con este bloqueo y qué hace con Evo y los bloqueadores; la actitud que Lucho adopte contra ellos, definirá la estabilidad y el futuro de la actual administración, como no es líder ni caudillo, no se sabe si tener el poder real momentáneo y la billetera pública le alcanza para terminar de deshacerse de su antiguo jefe. Lo cierto es que ninguno ya no le ofrece nada positivo al país.

Protestar y bloquear no es lo mismo. La protesta es un derecho consagrado en la Constitución, pero respetando otros derechos como la libre circulación, por lo que bloquear afecta aquel derecho, entorpece el normal funcionamiento del país, peor si es con violencia. Todos rechazamos esta forma de protesta, se rechazan los bloqueos por el enorme perjuicio al desarrollo de Bolivia y a su imagen internacional; por los daños causados se debería castigar a los bloqueadores, no importa el motivo y quien sea el bloqueador. ¿Quién se hace responsable por las muertes a causa de esta medida?, ¿a quién le cobramos por el daño económico de los más de 900 millones de dólares perdidos hasta ahora?

Lucho y el Tribunal Constitucional decretaron que Evo no podía ser candidato a presidente otra vez, la respuesta del afectado es el actual bloqueo de caminos solicitando la renuncia de los magistrados y la reforma del Poder Judicial que antes fallaban a favor de él mismo, es la instrumentalización de un derecho al servicio del apetito personal del expresidente por volver al poder. No podemos seguir siendo víctimas de las mezquindades del MAS, cada vez estamos más cerca del cambio.

TIBURÓN

Fernando Berríos

Politólogo

[email protected]

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Arce también es culpable

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06.02.2024

Una de las características del gobierno masista, en las administraciones de Evo y de Lucho, es que ha estado regido por un cinismo grosero que no solo lastima a la sociedad, sino que daña a la democracia, aquella que ambos dicen defender. Ahora que los dos se han atrincherado en corrientes antagónicas, no hacen otra cosa que tener a menos el orden y el Estado de derecho.

Si Evo fue el campeón del desprecio al cumplimiento de la Constitución, el actual presidente no se queda al margen porque fue su cómplice en todas las violaciones a la Constitución y más todavía, porque es coautor del hundimiento de nuestra economía y del despilfarro de los recursos que, como nunca, nuestro país recibió por el auge de las materias primas. Uno fue el derrochador y el otro el “cajero” de dineros que no eran suyos.

El cinismo no tiene límites, Evo “ahora” reclama una justicia independiente y Lucho no viabiliza la renovación del Poder Judicial. Uno utilizó........

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