Está empoderado en los bolivianos, aquello de que éramos pueblos atrasados cuando llegaron los invasores europeos a nuestro continente; había que justificar su conquista e imponer el eurocentrismo, entendida como: una tendencia a considerar los valores culturales, sociales y políticos de tradición europea como superiores y únicos en la faz de la tierra. Para este fin, no les encomendaron, más bien, les obligaron hacer esta tarea a todos los cronistas coloniales que, sistemáticamente se encargaron de registrarla, atendiendo y recurriendo solo a entrevistas a algunos de sus habitantes; sin haber vivido en estas tierras y conocer el pasado precolonial de las sociedades nativas.

El eurocentrismo, entonces, respondió a un nuevo patrón de poder mundial, que de a poco se consolidó en desmedro de los americanos. Todo este bagaje de principios teórico-conceptuales impuestos, rematan en que haya un sentimiento de rechazo o vergüenza de los naturales de estas tierras, hacia sus saberes locales y su memoria colectiva.

Este es el inicio de negar nuestra realidad y verdad. Se encargaron de destruir toda expresión material que refleja la grandeza de nuestros pueblos, empezando por los quipus que no solo respondía a un sistema contable como trataron de hacer creer, era más bien la escritura de una civilización muy avanzada, superior en varios tópicos frente a la cultura occidental invasora.

Franz Tamayo denunciaba: “Somos nación incipiente, comenzamos recién a darnos cuenta cabal de nosotros mismos”. Cuanta verdad hay sobre esto que es la consecuencia de haber estado sojuzgado y esclavizado por siglos, sin ninguna posibilidad de contradecir el gobierno real colonial.

Ramón Rocha Monroy escribe: “La modernidad de Occidente es inseparable del capitalismo y del colonialismo, pero ellos nos hicieron creer que nosotros éramos pueblos “atrasados” y que la historia de Europa sería la “historia universal”, como si la Reforma Luterana, el Renacimiento, la Ilustración fueran hechos históricos que nos concernieran, cuando son ajenos a nuestra memoria” (Opinión 27-06-23).

El modelo europeo se impuso, dejando de lado ciencia, conocimiento y tecnología nativa; suplantada por una nueva sociedad emergente e inventada, religión, vestimenta, alimentación, tradición, etc. Todo aquello desde entonces que no iba acorde al modelo europeo, era y sigue siendo tildado de salvaje o retrógrado. ¡Si conociéramos aquel pasado!

FRANZ GUSTAVO MORALES M.

Docente investigador UMSS

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