Erróneamente, se atribuye al vox populi la comprensión de que la economía popular se refiere a la informalidad económica o a las formas de trabajo no asalariadas y eventuales. Es más, se sostiene que precisamente la economía formal es un sistema auto regulado de mercado que, en libertad de sus propias leyes, resolverá de manera óptima la asignación de recursos, incluida la fuerza de trabajo. La historia demuestra que esta economía formal y neoliberal es la responsable de acrecentar las profundas desigualdades y de erosionar las condiciones de vida en grandes conglomerados sociales a lo largo y ancho del mundo.

Contrariamente, la economía popular no es un mecanismo regulado por la autonomía, sino que la constituyen una incesante diversidad de vínculos sociales, caracterizados por las culturas y las políticas que le son intrínsecas. Como un sistema plural de instituciones, normas, costumbres, valores y prácticas que organizan y coordinan los procesos de producción, distribución, circulación y consumo con el sentido de generar las bases materiales para la satisfacción variada de las necesidades y anhelos de todos, para vivir con dignidad, con libertad responsable, en democracia y en equilibrio con la naturaleza.

La economía popular tiene un principio ético contrapuesto al proyecto mercantilista, destructora de la sociedad y la naturaleza, que busca la acumulación sin límites, aún a costa de los demás: humanos y no humanos. La economía popular incita a reconocer a los otros y a velar por sus necesidades, sin renunciar al interés particular. En el sentido de cooperar responsablemente antes que competir destructivamente. Es decir, a compartir los recursos y responsabilidades, a participar en la redistribución de la riqueza y a proyectar colectivamente formas mejores de sociabilidad.

Entender que el “mercado” es solo una entre una pluralidad de principios económicos, que lejos de ser “universales” son formas de organización específicas de cada sociedad y momento histórico.

Por ejemplo, el desconocido y significativo aporte de los agricultores artesanales, quienes a sabiendas de ganar “poco” o quizá nada, siguen trabajando y alimentando a los demás, constituyéndose en parte importante de la canasta familiar. Son comportamientos sociales y económicos populares, sostenidos por diversas racionalidades y vínculos que no tienen como fin único la ganancia monetaria, tal vez ganan otras “monedas” que dan sentido a la humanidad, aportando a una comprensión contextualizada de lo económico.

CIUDAD SUSTENTABLE

GERMÁN C. TÓRREZ MOLINA

Economista

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QOSHE - La economía popular - Germán Tórrez
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La economía popular

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17.04.2024

Erróneamente, se atribuye al vox populi la comprensión de que la economía popular se refiere a la informalidad económica o a las formas de trabajo no asalariadas y eventuales. Es más, se sostiene que precisamente la economía formal es un sistema auto regulado de mercado que, en libertad de sus propias leyes, resolverá de manera óptima la asignación de recursos, incluida la fuerza de trabajo. La historia demuestra que esta economía formal y neoliberal es la responsable de acrecentar las profundas desigualdades y de erosionar las condiciones de vida en grandes conglomerados sociales a lo largo y ancho del mundo.

Contrariamente, la economía popular no es........

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