Toda la economía que nos han enseñado (positivista y funcional) y puesto en práctica para alcanzar y lograr el tan mentado “bienestar” humano, esa misma economía que se empeña dizque en la búsqueda del “progreso” y de su hijastro el “desarrollo”, ha fracasado. Fracaso que se evidencia en todo el mundo en una crisis generalizada, múltiple, multifacética e interrelacionada. El juicio emitido tiene que ser global, a nivel planetario porque los problemas de un lado del mundo, afectan directa e indirectamente al otro lado del orbe. Por ejemplo, la guerra aparentemente lejana entre los que apoyan a Ucrania en contra de Rusia.

Entonces, corresponde pensar desde afuera de esa “economía tradicional” o de lo que se ha venido a denominar poseconomía, como lo que deviene después de la “economía moderna”, aferrada a su “fe tecnológica”, a la “lógica maximizadora”, a la “eficiencia de los mercados” o a las “racionalidades de las estructuras estatales” que procuren por sobre todas las cosas el de mantener el crecimiento y acumulación capitalista sin límites.

Pensar en una poseconomía, no es tratar en formar otra escuela más de economía, sino como un intento honesto y sincero de superar lo anterior, como aquello que permita garantizar todas las formas de vida en armonía, entre los seres humanos y los seres no humanos. Dicho de otra manera, es abandonar el antropocentrismo y más acercarse al bioantropocentrismo, para entender las diversidades de realidades sociales y sus vínculos inseparables con las diversidades de realidades naturales. Caso contrario, una creciente violencia social y ambiental continuarán hasta asfixiar la vida humana y las demás formas de vida en el planeta.

No debemos entender la poseconomía como una antieconomía, porque se reconoce que toda formación social, necesita de la producción, distribución, circulación y consumo para reproducir su vida material, sociopolítica y cultural. Pero, como procesos regidos por una “racionalidad” socio ambiental y no por el indolente capital que ahoga al planeta en sus propios desperdicios, azuzado por el cambio climático provocado por unos pocos que nos afecta a todos sin excepción. Un mundo finito –sencillamente– no admite un crecimiento infinito. La poseconomía invita al debate sobre el “decrecimiento”, demanda a reflexionar sobre la desmercantilización de los bienes comunes y de la naturaleza, a recuperar epistemes alternativas como el Vivir Bien, el Ubuntu, entre otras. Dónde no caben dogmas ni imposiciones.

CIUDAD SUSTENTABLE

GERMÁN C. TÓRREZ MOLINA

Economía

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Poseconomía

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06.03.2024

Toda la economía que nos han enseñado (positivista y funcional) y puesto en práctica para alcanzar y lograr el tan mentado “bienestar” humano, esa misma economía que se empeña dizque en la búsqueda del “progreso” y de su hijastro el “desarrollo”, ha fracasado. Fracaso que se evidencia en todo el mundo en una crisis generalizada, múltiple, multifacética e interrelacionada. El juicio emitido tiene que ser global, a nivel planetario porque los problemas de un lado del mundo, afectan directa e indirectamente al otro lado del orbe. Por ejemplo, la guerra aparentemente lejana entre los que apoyan a Ucrania en contra de Rusia.

Entonces, corresponde........

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