Estos días se reavivó el conflicto de límites entre el municipio de Cochabamba y Sacaba por la posesión física y administrativa de la zona de Pacata. Estos tipos de conflicto ya son muy recurrentes, pero parecería que a las autoridades municipales y las departamentales no les preocupa más de lo que pueden hacer momentáneamente.

Los tintes políticos y de orden administrativo son la rutina en estos conflictos y no se acaba nunca el tema de la claridad en los mismos por las pugnas partidarias que eventualmente surgen con el tiempo. Este territorio, otrora zona residencial con una calidad de vida muy aventajada (limpieza del aire, agua a disposición permanente y vegetación residual en las faldas del Tunari), se ve nuevamente cuestionada en su desarrollo y no se sabe hasta cuándo se tendrá una versión final de su solución.

A parte de las interpretaciones jurídicas, legislativas y de otra índole que vierten autoridades de ambos municipios, cabe reflexionar si se aplica a cabalidad la ley de Autonomías y Descentralización Administrativa Andrés Ibáñez (Ley N° 031 de 19 de Julio de 2010) que se constituye en el instrumento jurídico fundamental para regir el desarrollo territorial.

Las jurisdicciones municipales, regionales, departamentales y de los territorios indígenas originarios y campesinos son espacios de gestión territorial, según la norma. ¿Acaso no es posible de una vez que la unidad de límites de la Gobernación ejerza un rol efectivo y de concertación plena para gestionar acuerdos definitivos de manera equilibrada y acorde a los cambios estructurales del país?, ¿acaso no se entiende claramente el sentido de las competencias exclusivas y privativas de cada nivel competencial para ejercer su derecho? En el fondo parece ser que la disputa no es por tomar posesión de la extensión superficial del espacio, sino más bien, la pugna es simplemente por los recursos que son asignados en base a la población asentada en un determinado municipio. De todas maneras, la posibilidad de mejora real en las condiciones de vida de cada zona, distrito, municipio y región, inclusive pasa por ejercer un rol de autoridad, pero respetando los derechos de los más vulnerables y sin exageraciones para los que más tienen y que siguen coaccionando a los mas débiles, pero, de verdad, con una visión técnica más que partidaria o pseudopolítica lo único que hace es tergiversar la gestión territorial que debe primar en cada una de estas jurisdicciones.

El territorio es un conglomerado de elementos económicos, sociales, base física y muchos procesos diversos, que gestionados de una manera muy responsable y equilibrada, puede resultar en una comunidad con pleno desarrollo. Es posible que sus potencialidades se expresen en el comportamiento de sus habitantes y las debilidades se traten con mucho respeto y valor hacia el ecosistema (recursos naturales), pues se trata de otorgar un ambiente sano y libre de desequilibrios para el bien común.

CIUDAD SUSTENTABLE

José Castellón Onofre

Investigador CEPLAG-UMSS

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