Reducir la infraestructura para la circulación vehicular es un ejercicio urbano que desde hace tiempo se prepara en muchas ciudades latinoamericanas y europeas. Responde al planteamiento de supermanzanas (Rueda, 2016), diamantes territoriales (Vergara, 2017), o ciudades de 15 minutos (Moreno, 2020), cuyo beneficio radica en la generación de espacios peatonales de mejoramiento en el uso y derecho a la ciudad, y son producto de los instrumentos de planificación y de diseño urbano propuestos para un uso más asequible de una “ciudad para los ciudadanos”.

En el caso local, una alternativa de renovación urbana interesante en términos urbanos e históricos constituye la regeneración del Centro Histórico; implementando de manera innovadora, recorridos culturales, históricos, religiosos, gastronómicos, con características enteramente peatonales, con mayor espacio para aceras, pavimento artístico y señalética sugestiva, en un equilibrio con el uso vehicular destinado solo para emergencias y uso programado para los propietarios y residentes del área de intervención, con las denominadas “zonas 30” (30 km/hora).

El objetivo consiste en cerrar el ingreso motorizado al transporte público y vehículos privados y dar mayor atención al transporte activo alternativo (bicicletas), creando grandes espacios públicos que contengan cafés callejeros, parques permanentes de recreación infantil, juvenil y para los adultos mayores, y puntos de encuentro social al aire libre (parklets), estableciendo más espacio en aceras y menos estacionamientos en calzadas. Cochabamba podría coronar esta innovación con el planteamiento de nuevas centralidades y la preservación de barrios emblemáticos donde se promuevan rutas de circulación lenta para caminar y andar en bicicleta.

La planificación del desarrollo urbano para revitalizar el centro es posible a partir de la generación de nuevas dinámicas socioeconómicas, producción de empleos accesorios, y establecimiento de uso mixto entre oficinas administrativas, plazas, parques, senderos peatonales y rutas para bicicletas. La antigua área administrativa podría ser orientada a un trabajo de preservación histórica, con la inclusión de museos, red de parques, y vías verdes, en el afán de facilitar una convivencia armónica y segura entre peatones y ciclistas.

CIUDAD SUSTENTABLE

MARKO QUIROGA BERAZAÍN, Ph.d

Investigador CEPLAG – UMSS

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