La moralidad y el comportamiento humano son temas complejos y no se pueden reducir simplemente a ser “bueno” o “malo”. La ética y la moralidad varían significativamente entre culturas, sociedades e individuos. Además, las circunstancias y el contexto pueden desempeñar un papel importante en la evaluación de las acciones de una persona.

El fanatismo en el fútbol es una manifestación intensa de apoyo hacia un equipo o club, y puede tener tanto aspectos positivos como negativos.

Los aficionados muestran su pasión, con cánticos, banderas, pancartas y demostraciones de apoyo durante los partidos, muchos se identifican personalmente, considerándolo una parte integral de su propia identidad. La victoria o derrota del equipo les afecta emocionalmente de manera significativa.

Pero, también, el fanatismo a menudo se traduce en rivalidades extremas con los seguidores de otros equipos, que son parte de la cultura del fútbol, pero que a veces pueden derivar en conflictos y violencia.

El fanatismo es la devoción excesiva o la pasión desmedida que lleva a una ciega adhesión y a menudo a la intolerancia contra el adversario, además de la polarización, discriminación y la violencia.

Es fundamental distinguir entre la pasión saludable y el fanatismo.

Por influencia de mi hermano, simpatizo profundamente con Wilstermann, entonces soy wilstermanista hasta la muerte, pero no me considero enemigo de Aurora ni siquiera de Bolívar o The Strongest, que me alegran cuando consiguen buenos resultados internacionales.

A esta altura de la vida, veo el fútbol como un espectáculo, bueno, malo o regular, pero que no tiene por qué hacerme pelear con nadie y mucho menos afectar mi comportamiento con la familia o amigos.

Amo el deporte, aprendí a disfrutarlo, a sabiendas de la actual situación que atraviesa por la mala conducción de años, por incrustados en el fútbol, que siendo una empresa monumental, podría alimentar más y mejor a gente alrededor.

La odisea de Wilstermann 2023 merece toda una novela, que empezó mal pero termina mejor de lo soñado, con protagonistas como sus seguidores incondicionales, los jugadores heroicos, su cuerpo técnico y sus médicos de cabecera: Omar Mustafá Milán y Yuri Gil Sabja.

Todo es alegría, sin espacio para la envidia.

Mis circunstancias

MOISÉS REVOLLO

Periodista deportivo

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