La gestión exitosa del que llamó Gerente Alcalde, nuevamente puso en el escenario nacional a Manfred Reyes Villa, que el año 2002 pudo ser presidente de la República, de no mediar el fraude gonista y la injerencia maliciosa del embajador americano, Manuel Rocha, que resultó ser un agente doble, al servicio del miserable socialismo cubano.

Alguna gente, harta del masismo que dilapidó la bonanza económica y convirtió al Estado Plurinacional en agencia de empleos para sus familiares y obsecuentes, busca el recambio y hasta propone a personajes como el expolicía Lara, “destacado” por ser cogoteado, por un abusivo superior en jerarquía o María Galindo, temida por funcionarios públicos de toda laya.

Por otro lado, adversarios gratuitos inventan y conjeturan noticias falsas sobre la real situación del hombre que es un ejemplo de servidor público, demostrado de manera fehaciente como Alcalde y Prefecto del corazón de Bolivia.

¿Qué ciudadano, en su sano juicio, estaría de acuerdo con los bloqueos de carreteras? La censura mayoritaria a estas acciones criminales no significa respaldo al desgobierno de Arce Catacora, que amenaza también con llevar al abismo al país.

El masismo, desde el poder surgido en 2006, instauró su lawfare (guerra jurídica) instrumentalizando el sistema de justicia, para perseguir, neutralizar y, si es posible, destruir a sus adversarios políticos.

A Manfred, le inventaron 22 procesos políticos, al igual que a la mayoría de sus colaboradores, para anular sus derechos ciudadanos e imponer la hegemonía que sigue padeciendo Bolivia.

En su largo exilio, realizó una serie de peticiones individuales y ganó al Lawfare evista ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano principal y autónomo de la Organización de Estados Americanos.

La verdad, que puede ser verificada, es que las sentencias constitucionales no fueron una concesión a MRV.

Se trata de una aceptación del Poder Judicial y Estado, frente a la presión de la CIDH, de su proceder arbitrario sujeto a sanciones internacionales, generando un compromiso de ajustar sus fallos pasados, al derecho convencional.

No existe pacto alguno con el Gobierno. El único acuerdo es con los cochabambinos, para hacer de la ciudad, la mejor de Bolivia.

Mis circunstancias

MOISÉS REVOLLO

Periodista deportivo

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