En un anterior artículo abordé el tema del epígrafe, sustentando una reflexión sobre la imparable serie de feminicidios en nuestro país; agresiones violentas intrafamiliares a niñas y ahora, surgen autores que son niños. Realidad impensable en otros tiempos.

El efecto Matilda, un trasunto que data desde tiempos antiguos, es el pertinaz prejuicio que denota no reconocer los logros, inventos, creaciones artísticas, académicas y todo lo que implica la elevación del espíritu, así como los méritos, a las mujeres, para adjudicárselas a los hombres. Este prejuicio es también elemento detonante para los incesantes feminicidios y agresiones a mujeres y niñas, cuya estadística in crescendo no cesa en el mundo y Bolivia no es la excepción.

En innumerables columnas insistí en concienciar a la sociedad sobre este abominable tema que priva a todos de la mujer, el ser más importante de la creación. Los organismos oficiales se atreven a publicar la estadística de feminicidios, sin considerar los no denunciados. Hombres que cometen feminicidios, agresiones y generan violencia intrafamiliar, están vivos solo porque el asesinato es ilegal.

Observe la lectora y el lector sensibles que todavía existen abogadas mujeres que se oponen a la ley 603 sobre el divorcio, solo porque fue promulgado por un gobierno anterior, lo que es un desatino en la formación jurídica y la priorización de la dogmatización política; esta ley facilita, en trámite sumarísimo, desembarazarse legalmente del cónyuge maltratador, agresivo y, de no acogerse a esta norma, termina su vil cortejo asesinando a la mujer que se planta frente a él por sus convicciones. Eso es valentía y coraje extraordinarios que no resisten ante la fuerza física del macho, consensuando por simple sentido común que Dios no le asignó fuerza al hombre para interrumpir la vida de nadie.

Este tema se circunscribe a la insistencia por el equilibrio y el respeto a la mujer y se deben conocer nuevamente los motivos que impulsan al hombre a perder su racionalidad y convertirse, destruyendo su vida ad aeternum, en homicida:

Los celos difieren en cada individuo pues nunca se equiparan el temperamento y la experiencia. El que ama como Werther, la excepcional creación de Goethe, no puede tener celos análogos a los que aman como Don Juan; el inteligente, el tonto, el soberbio y vanidoso, el digno, el joven, el viejo celan de distinta manera así cada celoso tiene los celos según su forma de amar.

Son diferentes en profundidad los celos del amante y del cónyuge, pues son muy distintos los egoísmos exaltados en celos por la seguridad de posesión y propiedad en el cónyuge y en los del amante obra el amor propio.

La infidelidad revela al amante la desilusión de otro amor y le humilla admitir la desilusión amorosa del ser que aun sigue siendo el objeto de su propia ilusión; por el contrario, para el cónyuge la infidelidad representa un hurto en perjuicio de la posesión exclusiva y perenne pactada contractualmente en el matrimonio.

Observe la lectora y el propio lector que mientras se cobije en el espíritu del hombre la posesión, las relaciones serán tortuosas, pues implica sumisión y subestimación a la mujer, lo cual hoy es parte de la noble lucha de la mujer por la igualdad plena de género.

FORO

Raúl Pino Ichazo T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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Abrumados por el efecto Matilda

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12.12.2023

En un anterior artículo abordé el tema del epígrafe, sustentando una reflexión sobre la imparable serie de feminicidios en nuestro país; agresiones violentas intrafamiliares a niñas y ahora, surgen autores que son niños. Realidad impensable en otros tiempos.

El efecto Matilda, un trasunto que data desde tiempos antiguos, es el pertinaz prejuicio que denota no reconocer los logros, inventos, creaciones artísticas, académicas y todo lo que implica la elevación del espíritu, así como los méritos, a las mujeres, para adjudicárselas a los hombres. Este prejuicio es también elemento detonante para los incesantes feminicidios y agresiones a mujeres y niñas, cuya estadística in crescendo no cesa en el mundo y Bolivia no es la excepción.

En innumerables columnas insistí en concienciar a la sociedad sobre este abominable tema que priva a todos de la........

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