El caos debe entenderse en sus reales concepciones y semántica como el estado amorfo e indefinido, la confusión y el desorden. Es el abismo profundo y oscuro, aunque para la mitología griega era la materia existente y el origen de todas las cosas; para la filosofía significa el abismo abierto, el estado de completo desorden anterior a la formación del mundo.

Es evidente que el caos es lo apuesto al orden; son conceptos antagónicos debido a que alude a la desorganización y desconcierto y, sobre todo, a la inexistencia de autoridad, falta de orden y conducción errática del control. Estas realidades colisionan con la manera de pensar y contra la libertad, entendida como el libre albedrío, empero, la libertad es un concepto restringido, nunca puede ni debe ser absoluta y el orden es una concepción esencial para la vida de relación humana.

¿Qué es lo que la población quiere saber del actual caos que le preocupa y le afecta directamente? Ocurre en el orden a la discrepancia social, que es natural, y está relacionada con esta disparidad entre las personas, en las cuales sobresalen penosamente los políticos inexpertos y diletantes, que se sienten privilegiados o superiores, aproximándose la disfunción mental que es la megalomanía, pretendiendo superar el orden y crear uno personal; esta descripción sin entresijos, es el reflejo auténtico de lo que la población observa en la conducta de la gran mayoría de políticos y dirigentes.

Los nombrados, por conveniencia y soberbia, pretenden estar vigentes a través de la confrontación, que es a todas luces una posición errada por cobardía y hasta para traslapar situaciones corruptas que ellos mismos prohijaron y que intentan justificar; quieren, a toda costa, volver al poder para evitar ser juzgados, actuando y accionando en una dirección distinta a la sensatez y a los valores.

Esta anormal situación interior conduce a los políticos y dirigentes abstrusos al caos, encapsulándose en sus pérfidas intenciones y, peor, olvidando al pueblo, cuya atención y apostolado a su bienestar es garantía de una buena gestión y despertar el reconocimiento general: La mayor honra en vida que puede recibir un gobernante.

Lo curioso es que estos mismos políticos y dirigentes predican la igualdad y el equilibrio, empero, la soberbia y el oportunismo, además de no haber comprendido nunca la naturaleza y los deberes de un buen servidor público; los inclina a privilegiarse para superar a otros y obtener mayores beneficios; transitando el umbral de la corrupción.

También predican la paz, pero conducen su vida por el espinoso sendero de las rencillas y rencores, sino contemplen las disputas del mayor partido político de Bolivia, despreciando la generosa oportunidad coyuntural de unir definitivamente al pueblo, en su plena integridad y riqueza sociológica.

Su ilimitada soberbia los obnubila a tal extremo que exigen ser perdonados, pero ellos no lo hacen. Se debe, obligadamente, estudiar para político o dirigente; instancia del intelecto que asegura la paz, armonía interior y la conducta coherente, que no significa la ausencia de controversias y la natural inquietud, sino que devuelve a los que dirigen y gestionan como gobernantes el equilibrio, la prudencia, la conciliación y la honestidad.

Una actitud correcta es proceder con longanimidad y humildad cuando se acumula poder, aceptando la verdad y la justicia; reconociendo con valor civil y moral las propias falencias y pedir perdón a la población por generar el caos.

FORO

RAÚL PINO-ICHAZO T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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Caos que repercute en la paz de la población

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05.12.2023

El caos debe entenderse en sus reales concepciones y semántica como el estado amorfo e indefinido, la confusión y el desorden. Es el abismo profundo y oscuro, aunque para la mitología griega era la materia existente y el origen de todas las cosas; para la filosofía significa el abismo abierto, el estado de completo desorden anterior a la formación del mundo.

Es evidente que el caos es lo apuesto al orden; son conceptos antagónicos debido a que alude a la desorganización y desconcierto y, sobre todo, a la inexistencia de autoridad, falta de orden y conducción errática del control. Estas realidades colisionan con la manera de pensar y contra la libertad, entendida como el libre albedrío, empero, la libertad es un concepto restringido, nunca puede ni debe ser absoluta y el orden es una concepción esencial para la vida de relación humana.

¿Qué es lo que la población quiere saber del actual caos que le........

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